El dirigente histórico de EA asegura que 200.000 personas quieren respuestas electorales en clave independentista
MANU RUEDA| «El CORREO» BILBAO
En vísperas de «desaparecer» veinte días por Pirineos para «desconectar», el veterano dirigente de Eusko Alkartasuna Rafa Larreina apuesta de forma inequívoca por una estrategia conjunta de todos los partidos abertzales a la vuelta de vacaciones. El único condicionante que debe tener esta iniciativa es que los participantes defiendan sin ambages el soberanismo y el respeto de todos los Derechos Humanos. Por ello, advierte de que el polo independentista «excluye a ETA».
-De la profunda renovación de la ejecutiva nacional de EA sólo ha quedado usted. ¿Se ha convertido en el ‘alma mater’ de la formación?
-El ‘alma mater’ son nuestra afiliación y nuestra base social. Yo busco un poco de continuidad entre el pasado y el futuro.
-La oferta de estabilidad institucional del PNV ha generado desconfianza en el PSE y el PP. ¿Cuál es la valoración de EA de esta iniciativa?
-Suponemos que es bienintencionada, pero es muy inconcreta. Para abordar la crisis económica hace falta audacia, radicalidad y decisión. Hemos propuesto la creación de empleo y fomentar la inversión pública en infraestructuras sociales. Hay que reforzar el estado de bienestar.
-¿Estaría EA dispuesta a firmar la propuesta tal y como se la ha presentado el PNV?
-No, porque es una declaración de buenas intenciones. En política hay que ser serios y no vale las palabras bonitas, sino hay que traducirlas en hechos concretos. Estamos dispuestos a negociar para buscar respuestas eficaces a la crisis.
-¿Considera que el PNV ejerce la oposición con lealtad o que está utilizando a las diputaciones y los ayuntamientos como arietes contra el Gobierno?
-Creo que el PNV está todavía con un cierto nivel de desconcierto y que, a veces, está remando en todas las direcciones. Más que una cuestión de táctica, es que todavía no ha asumido su nueva situación. Ha habido momentos en los que en sus actuaciones públicas se traslucía una especie de negatividad, de rabia contenida. Las elecciones se produjeron en un contexto de cierta falsificación del panorama electoral para conseguir un resultado. Eso nos tiene que llevar a trabajar para que no vuelva a ocurrir en el futuro.
-Cuando se acercan los cien días del nuevo Gobierno vasco, ¿cómo valora la actuación del lehendakari?
-Mucha imagen y poco trabajo. Así como había un cierto resentimiento en el PNV, también, a veces, se ha producido esa misma sensación de revancha en el PSE. Ha habido actuaciones muy injustas en relación con el terrorismo, como si se estuviesen haciendo cosas diferentes de las que se hacían antes.
-¿Enmarcaría la retirada de pintadas y de carteles de presos de ETA en esa «operación de imagen»?
-También, porque en muchos sitios eso ya se estaba haciendo sin publicidad. Es muy injusto dar la sensación de que Euskadi ha sido insensible a ese tipo de cuestiones, cuando, por ejemplo, en Navarra ocurría lo mismo y no se ha hecho cuestión de imagen ni revancha. Es un gran error utilizar esos asuntos como elemento de agresión entre las distintas fuerzas.
-¿La fragmentación de las formaciones nacionalistas beneficia a las fuerzas constitucionalistas?
-No necesariamente. Lo que beneficia a las fuerzas de ámbito estatal fue la falsificación del mapa electoral con el tema de las ilegalizaciones. La atomización que utiliza el PNV es una apreciación interesada. Ellos tienen la aspiración de ser una especie de partido único dentro del abertzalismo, y eso es negativo. Los gobiernos de coalición son más beneficiosos para la sociedad que los monocolores.
Estrategia nacional
-Cuando habla de falsificación se refiere a la ilegalización de la izquierda abertzale, que parece que continuará.
-Hay otro elemento que nos preocupa más. Hay más de 200.000 personas abertzales que se están absteniendo desde el año 2001. Esto es así porque no han visto reflejadas sus aspiraciones soberanistas. Nuestro objetivo, cuando hablamos de la necesidad de establecer una estrategia nacional conjunta entre todos los abertzales, y cuando hemos abierto nuestro proceso de reflexión y trabajo interno para concretar las coordenadas de esa táctica conjunta, es responder a la demanda de esas 200.000 personas.
-¿No supondría una supeditación a la estrategia de la izquierda radical?
-En absoluto, porque esas 200.000 personas no eran votantes del mundo de Batasuna. Esa gente se ha visto decepcionada ante la incapacidad que han demostrado las instituciones en los últimos ocho años para dar respuestas electorales en clave soberanista.
-¿Con las diferencias que se aprecian en los discursos, cree que existe posibilidad real de confluencia entre las fuerzas abertzales?
-Es necesaria una estrategia nacional conjunta sin exclusiones, siempre que se muevan en las coordenadas de una apuesta por el soberanismo, para ejercerlo, y el compromiso activo por la defensa de todos los Derechos Humanos sin excepciones.
-La izquierda radical, de entrada, excluye al PNV y Aralar.
-No es posible avanzar en una estrategia nacional soberanista conjunta poniendo vetos. Otra cosa es que haya opciones que se autoexcluyan.
-¿El apoyo de ETA al polo soberanista puede deslegitimar esta iniciativa?
-El polo soberanista excluye a ETA. Ni necesita, ni quiere, ni debe tener el apoyo de ETA. Una estrategia soberanista sólo es posible en clave de un compromiso activo con la defensa de los Derechos Humanos.
-¿Cómo interpreta los últimos atentados de ETA?
-Siempre nos hemos negado a hacer interpretaciones de los atentados, porque es caer en la trampa de quienes los cometen. Lo único que hay que hacer es condenarlos, exigir a ETA el cese de la violencia y, por otro lado, mostrar el apoyo y la solidaridad a las víctimas.
-En puertas de las vacaciones, ¿cómo va a afrontar EA el próximo curso político?
-Con ilusión y con la esperanza de que el camino que hemos emprendido culmine con una oferta atractiva para la sociedad.
-¿Las elecciones municipales y forales de 2011 van a ser la prueba de fuego para la supervivencia de EA?
-Se viene diciendo que tenemos que superar pruebas de fuego para la supervivencia desde hace 23 años. Los partidos de cuadros quizás puedan tener ese condicionante, pero las formaciones de bases como la nuestra son fuerzas estables. Hay que recordar que muy pocos partidos que no sean los clásicos han superado los diez años de vida.
-Alkarbide ha pasado a denominarse Hamaikabat. ¿Qué incidencia ha tenido la nueva formación en EA?
-De ese tema nosotros ni hablamos.
«Los planes de educación para la paz se han minusvalorado por partidismos»
-El último informe del Ararteko revela que el 15% de los escolares vascos de ESO justifica los atentados de ETA. ¿Es la educación para la paz una asignatura pendiente?
-Es una asignatura pendiente en el conjunto de la sociedad y no precisamente en el sistema educativo. Se trata de un sistema de valores en el que intervienen la familia y toda la sociedad. En el pasado también se han dado pasos importantes en la educación para la paz, con el plan que elaboró el Departamento dirigido por Joseba Azkarraga.
-Sin embargo, el nuevo Gobierno ha anunciado su reformulación.
-Igual esa reformulación es más simbólica que real. Los planes han sido minusvalorados por cuestiones de imagen, oportunidad o estrategias partidistas. En el campo de la educación se ha hecho mucho y se tiene que hacer más para la transmisión de valores.
-Los datos del último Euskobarómetro reflejaban una preferencia de los vascos por un pacto de Gobierno PNV-PSE. ¿También era esa la fórmula preferida para EA?
-EA apostaba por un Gobierno en clave soberanista, para abordar de forma eficaz la resolución del problema político de fondo. Es verdad que hay muchos socialistas y peneuvistas que apostaban por el pacto PNV-PSE. Por contra, la inmensa mayoría de la gente, incluso votantes del PSE y el PP, desaprueban la fórmula de Gobierno actual, porque consideran que no es un Ejecutivo positivo para solucionar los problemas de este país.
-¿Está la estabilidad del Gobierno vasco garantizada con el respaldo del PP?
-Pues sí. El PP está muy cómodo con esta estrategia porque le proporciona muchos votos en España. Coinciden intereses diferentes pero complementarios.