articulo-inaki-soto-en-garaRecojo aquí­ el artí­culo que el Director de Gara, Iñaki Soto, publico en dicho medio el pasado 24 de noviembre con ocasión del debate que tuvo lugar la ví­spera en el Pleno de investidura en el Parlamento Vasco.

LA HEGEMONíA, EL PAíS Y EL <<MOMENTO RAFA LARREINA>>

Ií‘AKI SOTO, DIRECTOR DE GARA

Hace poco, en Facebook, Rafa Larreina compartió un ví­deo en el que aparecí­a una de sus primeras intervenciones en el mismo hemiciclo que ayer acogió la investidura a lehendakari. Eran comienzos de los 90 y el tema del debate era el servicio militar obligatorio y la insumisión. Pese a conocer de primera mano aquella época, me sorprendieron las posturas que defendí­an unos y otros. Larreina interpelaba a José Antonio Rubalkaba, del PNV, y a Patxi López, del PSE, que sostení­an la prevalencia de la ley. Larreina también criticaba la estrategia polí­tico-militar, evidentemente.

Ayer, en Gasteiz, me acordé de ese ví­deo y de Larreina. Llevo tiempo dándole vueltas al tema de la hegemoní­a, término de moda y que muchos analistas conceden al PNV por su evidente dominio institucional. No obstante, la hegemoní­a no se puede reducir al poder institucional. Ni siquiera si es todo el poder. Tiene que ver, sobre todo, con las posiciones ideológicas y morales que rigen el mainstream de una sociedad, el carril central.

Desde esa perspectiva, vista la visión socialdemócrata que recoge el acuerdo entre PNV y PSE –cercana a un keynesianismo 2.0 con apuros presupuestarios–, pensé cómo se habí­an adaptado los partidos, especialmente el PNV, a los postulados que históricamente Larreina y los suyos han defendido en el Parlamento. Cómo habí­an virado sus posturas democristianas y reaccionarias hacia demandas y perspectivas que son mayoritarias en una sociedad vasca que, guste o no, es bien socialdemócrata.

También rememoré mis dudas sobre el valor del denominado «suelo ético», pero no me cabe ninguna duda de que si atendemos a su definición oficial, Larreina es una de las pocas personas que cumple sus preceptos. Nunca ha mirado para otro lado, ha denunciado unas y otras violaciones. Por ejemplo, pronto llegará el informe definitivo sobre torturas.

Teniendo en cuenta la mayorí­a aplastante que en Gasteiz defiende, al menos teóricamente, el derecho a decidir, creo que la impronta de EA es interesante. Especialmente cuando el PNV marca una y otra vez su distancia con el camino abierto por Ibarretxe.

EH Bildu contrapuso ayer su modelo de paí­s al que abandera Iñigo Urkullu. Son marcos y lógicas distintas –estatal y nacional–, perspectivas y referencias opuestas –pasado y futuro–, responden a principios hasta cierto punto divergentes –pacto y derechos–. Aunque se vivan de diferente modo, el punto de unión son la pasión por la polí­tica y la obsesión por el paí­s. Un paí­s que se parece más al que soñó Larreina que al que pensó Urkullu. De igual modo que en veinte años Euskal Herria se parecerá más al que dibujó ayer Iriarte (aunque quizás, si le deja el resto, siga gobernando el PNV).

Por Rafa

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