Como portavoz de EA, Rafael Larreina insiste en que ellos siguen en la lí­nea de impulsar el liderazgo de las fuerzas soberanistas. Y asegura que no encuentra razones lógicas para la ruptura de conversaciones a no ser un giro polí­tico de PNV hacia PSE.  Elena Ferreira /DEIA Gasteiz

¿Es cierto que siguen sentados en la mesa de negociación?

Pues sí­ porque la voluntad de Eusko Alkartasuna ha sido desde el principio, llegar a un acuerdo en unos ámbitos y sobre todo, en una apuesta polí­tica. Y seguimos estando en la misma lí­nea de impulsar el liderazgo en las fuerzas soberanistas, comprometidas en unos derechos humanos en todas las instituciones vascas.

Si ambas partes querí­an el pacto… ¿no se ha podido, sabido ó no se ha querido?

No lo sé. Yo tení­a la impresión, el martes por la noche de que estábamos muy próximos al acuerdo. Creí­a que era cuestión de horas. Por eso mostraba públicamente mi sorpresa y desazón porque no encontraba razón para dar por finalizadas así­ las negociaciones. Creo que si realmente habí­a voluntad de buscar un acuerdo satisfactorio, sobre todo para la sociedad, se podrí­a haber parado el reloj durante unas horas. Donde todos tenemos que hacer esfuerzos por sumar fuerzas es en impulsar el liderazgo de las fuerzas soberanistas.

¿Mantienen que ha sido el PNV quien de forma “radical y no consensuada” interrumpió la conversación?

Pues sí­. EA recibió un fax, no lo envió. Incluso no se ha contestado a nuestras llamadas.

¿Cuál cree que ha sido la razón?

Prefiero no entrar en juicios de intenciones. Ponerse a decir lo que supuestamente piensa el otro, no añade nada y genera nuevos obstáculos que no llevan a ningún sitio.

¿Barajan que la razón de la ruptura pueda estar en que el PNV tiene ya más interés en llegar a acuerdos con el PSE?

Ese análisis lo hace mucha gente de EA y de fuera de EA. Como partido no queremos entrar en esa cuestión, lo que sí­ que quiero señalar es que no encuentro razones lógicas a no ser que existan argumentos de ese tipo como que se esté preparando un giro polí­tico diferente. Y muchos piensan así­ porque hay una experiencia anterior.

Luego…¿ no es descartable?

No, pero creo que más que profundizar en ese tema, hay que señalar la necesidad de que se dé un compromiso claro con esa apuesta polí­tica de fondo, de profundización en el autogobierno, en clave de reconocimiento del derecho de autodeterminación.

¿No va a dañar esto a la propuesta de convivencia del lehendakari que requiere una base amplia y sólida para su desarrollo?

No tiene por qué si todos mantenemos la misma posición. Y de cara a la sociedad, ahora tenemos el reto de sumar fuerzas, de cada uno aportar las que tiene detrás. Y aquí­ el compromiso de EA es clarí­simo, no tenemos ni una sola duda. Es nuestra ví­a de avance en el autogobierno.

¿Hay alguna posibilidad de que EA, antes de las elecciones, se coaligue con otro partido?

Ahora mismo, no tenemos encima de la mesa ninguna otra opción. Nuestro compromiso ahora es claro de preparar la campaña electoral y de seguir completando nuestras listas electorales.

¿Ha habido algún contacto entre EA y PNV después de que se dieron a conocer los comunicados?

No, no ha habido ningún contacto. Yo llamé, varias veces, al PNV antes de recibir el fax y después, que no han tenido contestación. También hubo una llamada, tras conocer la ruptura, de Begoña Errazti a Xabier Arzalluz, que tampoco se pudo materializar. A ambos les están animando a realizar un último esfuerzo… Una de esas voces es la nuestra. Nosotros dijimos claramente que estábamos en el último momento de la negociación y que habí­a que ultimarla.Y lo que hemos demandado es que no hemos encontrado respuesta ni a nuestro esfuerzo en la cuestión del ámbito, ni en la idea de reeditar el acuerdo de hace cuatro años, con las actualizaciones lógicas. A esas dos preguntas, no nos han respondido.

¿Qué impresión tiene? ¿Habrá un tercer intento?

Yo lo veo, de momento, parece ser que difí­cil.

¿El lehendakari se ha puesto en contacto con EA después del comunicado?

Sé que ha habido contactos telefónicos, seguro. Y respecto a encuentros con el consejero Joseba Azkarraga, es posible que también se hayan dado.

¿Puede ser éste el hilo conductor?

No lo sé, de momento no ha tenido ninguna virtualidad. Es más, las últimas declaraciones del lehendakari no eran muy optimistas en esa lí­nea. Sí­ que hablaba de la necesidad, como hablamos todos. Pero a mí­ me ha dado la impresión de que se ha dado por vencido.

Se le ve cansado…

Aparte del trote de estos dí­as, pues también por la desazón porque la apuesta era seria y muy convencida. Y de hecho, una muestra de eso es el esfuerzo que hemos hecho: hemos apostado hasta el extremo de que en algunas posiciones que creí­amos que debí­an ser de otra forma, hemos cedido por responsabilidad. Las hemos trabajado con nuestra gente para convencerles de que se debí­a ir en coalición. Y por contra, no hemos encontrado reciprocidad en otros temas.

¿En qué temas?

Ha habido una actitud de unilateralidad continuamente. O lo tomas ó lo dejas. Y eso no es una negociación sino una imposición. Hablar de interés del paí­s y confundirlo con el interés propio, no ayuda a avanzar. Nosotros, por ejemplo en el caso de Gipuzkoa, hemos hecho un esfuerzo y pasamos de nuestra propuesta que estaba en el 74% de la población al 95% en los últimos nueve dí­as. Y en Bizkaia y Araba hablábamos del 91% y 97% de lo que proponí­a el PNV.

Por lo tanto, si alguien dice que no hay globalidad en estos planteamientos, ¿qué es lo que quiere? ¿A quién beneficia que PNV y EA no vayan juntos?

No lo sé si beneficia o no a los partidos constitucionalistas. Lo que sí­ que sé es que el reto que tendremos que afrontar los dos, si no logramos reconducir esta situación, es trabajar para que la suma de los votos de esos dos partidos supere la cifra de entonces. Lo que no se debe hacer es utilizar este elemento como de agresión partidista y tampoco se puede dar por hecho que esto da ventaja a los adversarios polí­ticos.

¿Qué lectura espera que haga el electorado nacionalista si finalmente, como dice, no se reconduce el asunto?

Después de la desilusión que tenemos todos los que poseemos un sentimiento de identidad nacional vasco, lo que hay que decirles es que hay que seguir trabajando para impulsar a las fuerzas soberanistas. Quizá lo que tengan que hacer es un mayor ejercicio de libertad, eligiendo. Pero para la apuesta polí­tica de fondo, merece la pena ese esfuerzo de elegir. Lo que no podemos caer es en el pesimismo, ni los dirigentes de los dos partidos, ni tampoco la ciudadaní­a vasca.

Por Rafa

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