Rafa Larreina afronta el nuevo curso polí­tico con la convicción de que será necesario trabajar dí­a a dí­a para hacer realidad las expectativas con las que muchos parecen aguardar los próximos meses.  El parlamentario de EA deposita en el PSE buena parte de la responsabilidad de alcanzar la normalización polí­tica, pero apela también al resto de partidos. Así­, reclama al PNV que participe en el Foro de Debate Nacional. Cuando nos encontramos a punto de comenzar un nuevo curso polí­tico, el secretario de Organización de EA opina que existen factores objetivos que permiten albergar esperanzas de que en los próximos meses se den pasos en la resolución del conflicto en Euskal Herria. Rafa Larreina defiende las virtudes de la propuesta de reforma estatutaria impulsada por Lakua «porque apostamos por construir el paí­s dí­a a dí­a hasta alcanzar nuestra meta, que es la independencia». Asimismo, opina que hay un sector del PNV que desea incluso que el plan de Ibarretxe no sea aprobado para, así­, «cambiar el rumbo» de la polí­tica jeltzale y «poder pactar con Madrid».

­Estamos a puertas de un setiembre que ha generado muchas expectativas. ¿Es una mera ilusión o hay factores objetivos para ello?

Creo que hay factores objetivos. Estamos en un momento de esperanza, pero la esperanza sin trabajo se queda en nada. Hace falta trabajar para que esa ilusión de que estamos entrando en el camino de salida, algo que no sólo existe en el ámbito de la polí­tica sino también en la sociedad, se pueda hacer realidad por fin. ­La semana pasada instó al PNV a moverse.

¿Cree que la pelota está en su tejado más que en otros tejados?

La pelota está en el tejado de todos. Este paí­s no sale adelante si no hay un compromiso de todas las fuerzas polí­ticas y del conjunto de la sociedad para dar los pasos necesarios. Afortunadamente, las cosas en este paí­s no dependen de un solo partido polí­tico. Lo que nosotros hicimos es, ante la perspectiva que se ha abierto en el conjunto de Euskal Herria con el Foro de Debate Nacional, invitar al PNV a que esté ahí­. Sabemos que hay gente de este partido participando, pero es necesario que el partido como tal esté ahí­. Todos tenemos que hacer una apuesta por buscar un diagnóstico común para Euskal Herria. ­Ha comentado que de ese foro puede salir una propuesta de resolución del conflicto.

¿Más que del plan Ibarretxe?

Son complementarios. Tienen elementos comunes y otros diferenciados. Hay un elemento claro que los diferencia, que es el de la territorialidad. El Foro de Debate Nacional busca propuestas de aplicación directa para el conjunto de Euskal Herria, mientras que el plan del Gobierno Vasco plantea actuaciones directas para una parte del paí­s. No aborda el conjunto de la territorialidad de forma directa, aunque sí­ de forma indirecta. Una de las virtualidades del plan es que incluye los dos elementos fundamentales para la resolución del conflicto. Por un lado, la territorialidad, el derecho que tienen todos los territorios de Euskal Herria para formar una unidad polí­tica si así­ lo deciden sus ciudadanos y ciudadanas. Por otro, el reconocimiento de la soberaní­a, que los ciudadanos y ciudadanas vascas tienen derecho a decidir su futuro. Por eso pensamos que es un instrumento valido.

­El lehendakari afirma que su propuesta pretende asentar un marco para los próximos 25 años. ¿Apoyarí­a su formación el plan en estos términos, si no va a resolver el conflicto?

Poner plazos suele ser la primera condición para incumplirlos. EA siempre ha apostado por avanzar sin perder la perspectiva de adónde queremos ir. Lo que no se puede es no hacer nada hasta conseguir la independencia, porque éste es el objetivo. Apostamos por avanzar hacia la meta, sabiendo que la meta es la independencia de nuestro paí­s en Europa, pero sabiendo también que esa independencia se consigue dí­a a dí­a. Tampoco es oportuno poner plazos. Si en vez de en 25 lo podemos lograr en cinco años, mejor. Todos los marcos son provisionales hasta que lleguemos a nuestra meta, que es la independencia. ­

Se señala como clave en la resolución del conflicto la celebración de una consulta popular. ¿Tiene EA definida una fórmula sobre cómo realizarla?

Hay un elemento básico: el reconocimiento de que todos los ciudadanos y ciudadanas de Euskal Herria tienen el derecho de decidir. Después habrá que acordar entre todos cómo se realiza esa consulta. Se puede decir que el Gobierno Vasco plantea ahora una propuesta de consulta limitada, en una parte del paí­s. Eso es cierto, pero es importante, aunque sea en un ámbito territorial limitado, porque abre un camino. Supone un precedente y un reconocimiento práctico de que los ciudadanos vascos tienen derecho a decidir. Cuando una parte de esa ciudadaní­a ya ha empezado a ejercer ese derecho, es mucho más difí­cil negárselo al resto. ­

¿Tiene garantí­as de que el PSOE va a permitir a los vascos decidir qué quieren?

Garantí­as creo que, desgraciadamente, no las tenemos nadie. Cuando un pueblo toma una decisión de forma democrática, pací­fica, sin que exista la disculpa de la violencia, es muy difí­cil oponerse. Ante un conflicto en el que confrontan dos soberaní­as, la única salida es el reconocimiento de que no se puede imponer a un conjunto de ciudadanos lo que no quieren ser. Mientras no se reconozca el derecho que tiene cada ciudadano a tener su propia identidad nacional, no puede haber solución al conflicto. Yo no voy a obligar a nadie a que deje de ser español, lo único que pido es que no me obliguen a mí­ a serlo. ­

Lakua está interpretando las últimas acciones de ETA como un intento de impedir que los vascos decidan. ¿Comparte usted esta tesis?

A mí­ no me gusta hacer interpretaciones de las acciones de ETA. A ETA hay que decirle que deje de actuar y permita que los ciudadanos vascos, a través de sus representantes polí­ticos, hagan polí­tica.

­¿Puede ayudar en algo a Euskal Herria el debate sobre la reforma del Estado puesto en marcha por el PSOE, o puede ser contraproducente si el PNV muerde algún anzuelo?

Estoy convencido de que hay sectores del PNV que no desean que el plan del Gobierno Vasco tenga la mayorí­a necesaria en el Parlamento. Eso les permitirí­a cambiar de rumbo la estrategia polí­tica del partido para llegar a acuerdos con quien gobierna en Madrid. Esa tentación está ahí­. Las reformas que plantea el PSOE serán positivas siempre que no supongan un obstáculo para que Euskal Herria u otras naciones sin estado puedan decidir su futuro. El Estado español tiene el reto de finalizar la transición inacabada, que no acabará hasta que no reconozca y asuma el derecho de autodeterminación de las naciones sin estado. Todo lo que sea limitar la voluntad ciudadana será un paso atrás. ­

EA sostiene que Ibarretxe no debe ir a la reunión de presidentes autonómicos. ¿Creen que es una encerrona?

Pensamos que es una operación de imagen. Pretenden consagrar el espí­ritu de la LOAPA, el café para todos. Quieren trasladar la imagen de un Estado unitario y homogéneo. Por eso nosotros creemos que el lehendakari no debe estar en esa reunión. Esto no significa que estemos contra el diálogo. El lehendakari tiene que hablar con el presidente del Gobierno español, como tiene que hablar con otros presidentes de comunidades autónomas o de otros paí­ses europeos.

El PSE ya ha empezado su campaña para llevar a Patxi López a Ajuria Enea. ¿Volvemos a encontrarnos ante un plebiscito como en 2001, ahora entre una reforma del Estatuto intensa, representada por Ibarretxe, y una reforma light, abanderada por López?

El PSE siempre ha defendido la polarización entre el PNV y ellos. Este paí­s es muy plural, y no se puede sacar adelante teniendo en cuenta sólo una parte de la realidad. Al PSE le gustarí­a que sólo existieran el PNV y ellos, para poder llegar a acuerdos entre ambos. Si no reconoce esta pluralidad en la práctica, el PSE no puede ser una alternativa. ­

¿Cree que este partido tiene en estos momentos una responsabilidad especial?

El PSE está ante la responsabilidad de conseguir que en este paí­s haya una normalización polí­tica para que los gobiernos se puedan hacer en clave ideológica y no nacional. Si el PSE apostara por recuperar el espí­ritu del 77, de defender el derecho de autodeterminación, de territorialidad, si siguiera en cierto sentido la lí­nea del PSC en Catalunya, eso nos llevarí­a a una situación de normalización polí­tica y que se pudieran hacer gobiernos en clave ideológica.

¿Por qué no formar un gobierno en clave de izquierdas entre PSE, EA y Batasuna en un escenario de paí­s normalizado, sin violencia y con el reconocimiento de la identidad nacional?

El PSE debe decidir de una vez si apuesta por la normalización polí­tica o por la lí­nea del nacionalismo español excluyente, que no conduce a ninguna parte. –

Por Rafa

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