(Diario Vasco) El Ararteko expresó ayer en el Parlamento Vasco su confianza en que la tregua de ETA sea la antesala de la «desaparición total y definitiva» del terrorismo. Iñigo Lamarca advirtió sin embargo de la necesidad de trabajar en paralelo para regenerar el «tejido moral» de la sociedad vasca, profundamente dañado a su juicio por los efectos «directos y colaterales» de la violencia, con medidas como el apoyo a las víctimas.
Su exposición fue avalada sin reservas por la mayor parte de los grupos. Pero fue EA el que aportó la mayor novedad política del pleno al pedir al Defensor del Pueblo del Estado, el socialista Enrique Múgica, que traspase sus funciones en Euskadi al Ararteko, temeroso de que su condición personal de víctima pueda impedirle analizar determinadas situaciones con la suficiente «objetividad».
Víctimas
Lamarca aseguró que continuará trabajando con independencia de la evolución de la situación, para que las instituciones públicas y el conjunto de la sociedad vasca empaticen con las víctimas de la violencia, demuestren su solidaridad hacia dicho colectivo y se hagan efectivas las medidas que permitan ofrecer a las víctimas una respuesta basada en la justicia y la dignidad. Y todo ello en un momento en el que el Parlamento Vasco se declara «decidido» a reactivar esfuerzos en favor de este colectivo.
El parlamentario de EA Rafael Larreina apoyó las tesis del Ararteko, pero fue más lejos en sus apreciaciones. Reclamó al Defensor del Pueblo del Estado que delegue al menos parte de sus funciones, las que se refieren al País Vasco, en Lamarca, persuadido de que su condición de víctima del terrorismo puede impedirle a veces analizar determinadas situaciones con la suficiente objetividad. Y es que para nadie es un secreto que la línea de actuación de Múgica ha contado en los últimos años con el indisimulado recelo de los nacionalistas, por entender que «utiliza su cargo para desprestigiar con la disculpa del terrorismo opciones políticas legítimas».