BILBAO, 27 Mar. (EUROPA PRESS) – El secretario de Organización de EA, Rafael Larreina, confió hoy en que el caso abierto contra el juntero de PNV, Alvaro Iturritxa, y la edil socialista, Natalia Rojo, por la Fiscalía de Alava «no va a llegar a ningún sitio» y señaló que no es posible «cerrar los cauces de expresión a una sociedad conmocionada». Asimismo, censuró que el PP aún no haya «digerido» el resultado de las pasadas elecciones y continúe con «sus malas constumbres democráticas».
En declaraciones a Europa Press, indicó que la actuación contra Iturritxa y Rojo por su presunta participación en la concentración que se llevó a cabo un día antes de las elecciones generales «no es imputable» a la Fiscalía alavesa, sino que responde a la denuncia presentada por el PP y a la instrucción del Fiscal General del Estado. En este sentido, se mostró «preocupado» por el hecho de que el PP «todavía no ha digerido el resultado de las urnas y sigue sus malas constumbres democráticas de interferir desde el poder político al poder judicial».
De esta manera, censuró que los populares, «en los últimos momentos del Gobierno en funciones, intentan utilizar la justicia al servicio de una causa privada y partidista». En cualquier caso, consideró que este tipo de actuaciones «tienen fecha de caducidad» y advirtió de que «no se puede convertir en delito una reacción bastante espontánea de la ciudadanía ante un hecho dramático y grave, y un hecho muy preocupante en democracia como es el contemplar atónito un intento de manipulación y ocultación de la realidad».
Según agregó, «no se puede intentar que la sociedad vasca, española y europea no concozcan la realidad» porque en democracia «una de las reglas fundamentales es la transparencia, además de la separación de poderes, la igualdad de oportunidades, la libertad de expresión, de asociación y de manifestación». A su entender, el caso «no va a llegar a ningún sitio», teniendo en cuenta que, entre otras cosas, la ley electoral «lo que prohíbe son los actos de campaña». Por el contrario, indicó que «no se puede prohibir los cauces de expresión a una sociedad conmocionada, que lo que exigía era transparencia, una de las condiciones básicas en democracia, y se rebelaba ante el intento de manipulación».