Yo trabajo por un proyecto de independencia de Euskadi dentro de la Unión Europea, sin estado si no llegasen a existir los estados dentro de la Unión Europea, con lo que quede de los estados si es que estos siguen existiendo dentro de la Unión Europea. Suelo decir que el modelo de independencia que yo defiendo y persigo es el de la independencia del siglo XXI, no el del siglo XIX: no creo en la autarquía, ni en las fronteras –me gusta recordar aquella frase de Don Manuel Irujo que afirmaba “no queremos poner fronteras en el Ebro, sino quitar las del Bidasoaâ€- ni en los aranceles, ni en todo aquello que impida la movilidad de las personas.
Defiendo una Euskadi, una Euskal Herria –para mi los dos conceptos son idénticos-, en la que podamos convivir diferentes identidades nacionales, y en la que todos los que vivimos establemente en ella podamos decidir libremente tanto nuestra forma de organizarnos y de relacionarnos con otros estados, con otros Pueblos, como si queremos o no ceder parte de nuestra soberanía –y en su caso que parte- a otro ente superior. Y defiendo también una Euskal Herria avanzada en lo social, en la que la solidaridad interna y la externa sean valores fundamentales para asegurar que la igualdad de dignidad del género humano sea una realidad diaria, inmediata, concreta.