Se avecinan tiempos duros para Eusko Alkartasuna. Primero porque debe celebrar un congreso extraordinario en el que abordar quién ocupa la presidencia después de la dimisión de Unai Ziarreta tras la debacle electoral, y, después porque el sector crítico -que es minoritario- pide una renovación completa de la estrategia política y de la propia dirección del partido. El secretario de relaciones institucionales, Rafa Larreina, apela a la coherencia e invita a quien no comparta las tesis mayoritarias a «tomar otros caminos». «Hay gente que ha traicionado el esfuerzo de consenso y trabajo en común impulsado por la ejecutiva».
-¿Haber logrado al final el segundo escaño, el suyo, habría cambiado la crítica situación de EA?
-La situación de EA no es crítica. Es más, se han producido afiliaciones después de los resultados.
-En un país en el que cuesta tanto dejar el cargo, el anuncio de dimisión de Ziarreta suena, quizá, demasiado contundente. No lleva ni año y medio de presidente del partido.
-La política necesita personas como Unai Ziarreta. Es una persona coherente, clara, directa, sincera, transparente y con un compromiso político idealista importante.
-En las elecciones generales perdieron su asiento en el Congreso de los Diputados y ahora seis escaños en el Parlamento vasco. ¿Ha tocado EA fondo?
-Creo que sí. Tenemos una base que es la afiliación. EA no es un partido de cuadros, sino de base. Nuestra extendida representación institucional es lo que nos proporciona cimientos sólidos sobre los que construir.
-Muchos tacharon su apuesta de concurrir en solitario de suicidio político. ¿Se arrepienten de alguna decisión?
-No. Hemos tenido la oportunidad en estas elecciones tanto de concurrir con el PNV como con la autodenominada izquierda abertzale oficial. Si hubiésemos escogido cualquiera de las dos opciones estaríamos hablando de otros resultados en lo que a EA se refiere. Pero en ambos casos esa decisión habría sido a costa de navegar en la ambigí¼edad: en el supuesto del PNV con respecto al derecho a decidir; y en el ámbito de la izquierda abertzale, en lo que se refiere a nuestra radicalidad democrática y compromiso activo con la defensa de los Derechos Humanos. Habría supuesto renunciar a la propia esencia de EA, a su ideario.
-La estrategia electoral de EA ha sido criticada desde dentro del partido.
-Ha sido criticada por una parte minoritaria que siempre hace lo mismo cuando no consigue sacar adelante sus posiciones en los congresos. Intentan sacarlas adelante a través de la opinión pública, marcando un discurso diferente al que los afiliados, de forma democrática y mayoritaria, han decidido. La historia de EA es muy clara. Los congresos repetidos una y otra vez han marcado una misma línea.
-En vísperas de las elecciones se airearon discrepancias sobre sus listas. ¿Cómo es posible?
-La mayoría de los afiliados no lo entienden y la mayoría de la sociedad, tampoco.
-¿Tiene EA su principal enemigo en casa?
-No me gusta hablar de enemigos. Hay una falta de respeto a los afiliados que se pronuncian en los congresos y marcan las estrategias. Una vez tomadas las decisiones hay que acatarlas, apoyarlas y no boicotearlas.
-¿Cree que el sector crítico se ha implicado suficientemente en las elecciones?
-Es un tema a analizar dentro de casa. Hay muchos militantes muy molestos con la actitud de ciertos afiliados.
Coherencia
-Han pedido que en el próximo congreso se cambie toda la ejecutiva y se revise la estrategia a fondo.
-En los congresos deciden los afiliados. Yo le diría al sector crítico que respete la voz de la afiliación. Para algunos nada es válido mientras no se diga lo que ellos defienden. La construcción nacional y social es la línea que marca la mayoría de nuestros afiliados y que hay que seguir independientemente de las coyunturas electorales. Si uno no está de acuerdo y discrepa con las decisiones que por mayoría se toman en los congresos, tiene que ser coherente y, si procede, tomar otros caminos.
-El sector crítico está localizado en Guipúzcoa, ¿cree que hay riesgo de escisión en EA?
-No lo concibo. Lo que cabe es ser coherente con los propios planteamientos hasta las últimas consecuencias. Hasta decir que no creo en este proyecto político y lo abandono, o creo en él y me implico.
-¿Mantener una línea contraria a la marcada por la dirección puede suponer un cáncer para EA?
-Es un obstáculo evidente. Hay gente que ha traicionado el esfuerzo de consenso y trabajo en común impulsado por el sector mayoritario del partido.
-¿Cree que el éxito del PNV se ha debido a su mensaje más moderado, al haber ocultado la consulta durante la campaña?
-Puede ser una razón para una parte del electorado, pero no para otra. El derecho a decidir desapareció en la campaña del PNV, de su programa electoral y de la oferta de Gobierno que han hecho al PSE. Para EA es un tema básico, no es para tenerlo en una vitrina y enseñarlo a las visitas, sino para ejercerlo.
-¿Temen un retroceso del autogobierno?
-El PSE y el PP pueden tener la tentación de seguir degradando el Estatuto de Gernika llevando a la práctica competencias que no son conformes a la Carta autonómica, sino que están en otros estatutos como el valenciano o el catalán. Pueden tener la tentación de abordar un nuevo estatuto político aprobado en los parlamentos vasco y central, pero con la posibilidad de que la sociedad vasca lo rechace.