(Este es el artículo publicado el 4 de septiembre en el «Diario Vasco» y en «El Correo» con motivo del vigésimo noveno aniversario de Eusko Alkartasuna)
Este 4 de septiembre iniciamos el año treinta de la vida de Eusko Alkartasuna y estos aniversarios “redondos†son ocasión propicia para echar una mirada al pasado, coger perspectiva y tomar impulso para el futuro.
Eusko Alkartasuna nació el 4 de septiembre de 1986 de la decisión de la asamblea nacionalista de Gasteiz y despertó la ilusión de muchos abertzales en todo el país con unas señas de identidad muy claras: claridad soberanista que propugna la independencia en Europa; radicalidad democrática y defensa de los derechos humanos; y claro compromiso con la justicia social que se plasma en impulsar la construcción nacional juntamente con la construcción social.
La bonhomía de los dos primeros presidentes, Manuel Ibarrondo y Carlos Garaikoetxea, conformó una cuarta seña de identidad de EA: el compromiso con otra forma de hacer política basada en la honradez intelectual y la proximidad con quien sufre cualquier injusticia. De hecho EA fue pionera en adoptar un código ético para todos los cargos institucionales ya en 1989. Los principios fundacionales han tenido plasmación práctica en la acción política de EA durante 29 años.
El ideal soberanista siempre ha estado sobre la mesa sin condicionarlo por el apego a estar en el poder. En diciembre de ese mismo año, EA negoció con el PSE y EE un Gobierno de cambio que se frustró por la negativa del Gobierno de Madrid del PSOE de transferir la Seguridad Social por régimen de Concierto o Convenio, lo que impedía avanzar en el autogobierno con una nueva estructura de estado. La situación se repitió cuando en el año 91 el lehendakari Ardanza expulsó a EA del Gobierno Vasco por promover mociones a favor de la independencia en varios ayuntamientos. Antes, sin embargo, nuestra firmeza, frente a los propósitos ambiguos de PNV y Euskadiko Ezkerra, posibilitó la declaración del Parlamento Vasco en favor del derecho de autodeterminación.
La acumulación de fuerzas a favor del ejercicio del derecho a decidir fue la motivación del acuerdo de coalición electoral que llevo a Ibarretxe a Ajuria Enea y que se plasmó en un nuevo Estatuto en el que, gracias a una enmienda de EA, el derecho de autodeterminación figuraba en su texto articulado. Esta coalición llegó a su término cuando el PNV impidió la celebración de la consulta popular pactada; la coalición para EA no era un fin en sí mismo, un estar por estar en el poder, sino un instrumento para avanzar en la construcción nacional.
Ese mismo compromiso soberanista estaba presente cuando a Arnaldo Otegi le decíamos en el Parlamento Vasco que podríamos unir fuerzas si también éramos capaces de compartir el compromiso con la no utilización de la violencia para obtener logros políticos y el compromiso activo con la defensa de todos los derechos humanos sin excepciones. En aquel momento no fue posible, pero el convencimiento de la necesidad de la unidad de acción de fuerzas soberanistas y la determinación de lograr la paz y la normalización política, lo han hecho hoy realidad.
La radicalidad democrática y el rechazo rotundo a la utilización de la violencia junto con el compromiso con la defensa activa de todos los derechos humanos, sin excepciones, siempre ha estado en la práctica diaria de Eusko Alkartasuna frente a las acciones de ETA, al terrorismo de Estado, los excesos policiales o la práctica de torturas.
En relación a ETA siempre hemos defendido, frente a quienes optaban por estrategias meramente policiales que obviaban el problema político de fondo, que más importante que vencer era convencer mediante el diálogo democrático. Por esta razón Eusko Alkartasuna ha participado activamente en todos los intentos serios y responsables para lograr la paz, desde aquella primera Conferencia por la Paz del Hotel Carlton en 1995, pasando por los acuerdos de Lizarra hasta el anuncio del fin de su actividad armada en octubre del 2011.
La condena de la violencia nunca ha sido cuestión meramente declarativa, en Eusko Alkartasuna siempre hemos rechazado la violencia y apoyado a las víctimas, hemos impulsado medidas de prevención de las torturas y de reparación de todas las víctimas sin excepciones ni equiparaciones. De hecho, EA fue la primera fuerza política que públicamente señaló la necesidad de poner en marcha una ponencia en sede parlamentaria para abordar la situación de las víctimas del terrorismo.
Para EA, la construcción nacional, normalización política y pacificación siempre han estado inseparablemente unidas, para conseguir una sociedad más justa y cohesionada, comprometida con el reforzamiento de un Estado de Bienestar que sea merecedor de dicho nombre. Llevar a la práctica estos ideales ha dado frutos como el sistema de renta básica existente en la Comunidad Autónoma Vasca y otras medidas pioneras de reforzamiento del estado de bienestar.
Independencia y justicia social han sido el objetivo de la práctica diaria de EA. Esos ideales eran necesarios hace 29 años y lo siguen siendo hoy en día. Por eso, quienes formamos parte de Eusko Alkartasuna seguiremos la estela trazada en estos años y continuaremos aportando durante otros treinta nuestras ideas y proyectos para lograr esa sociedad vasca cohesionada, justa y solidaria a la que aspiramos.
Rafa Larreina
Miembro de la ejecutiva nacional de Eusko Alkartasuna