Hoy he participado como ponente de una de las mesas redondas que ha tenido lugar en el Curso de Verano “Polí­tika 2.0 ¿Podemos reinventar la democracia a través de la participación?” que la Universidad del Paí­s Vasco está celebrando en el Palacio Miramar de Donostia. La verdad es que me hubiese gustado poder asistir al resto de las sesiones del curso, pero los acontecimientos de los últimos meses y el proceso congresual de EA no me ha dejado tiempo para haberme implicado más.

La sensación que he tenido, después de escuchar a mis colegas de mesa y así­ se lo he expresado a la presidenta del Parlamento Vasco que ha clausurado el curso, es que la mayorí­a de las gentes de la polí­tica están todaví­a en la fase de polí­tica 1.0

En todo caso creo que no hay que desesperar y que, sumando esfuerzos entre todos, podremos ir avanzando hacia una cultura de participación ciudadana, de profundización en la democracia Para ello es importante plantear la reflexión, “pensar en alto” entre mucha gente y abrir el debate. Os planteo a continuación las reflexiones que he trasladado esta mañana en Miramar como “cebado de bomba” de una reflexión conjunta en la que me gustarí­a conocer vuestras opiniones y contar con vuestras aportaciones.

El panel tení­a como tema “Las instituciones ante la web 2.0” y he comenzado la reflexión subrayando que las instituciones no son nada sin las personas que las conforman y sin la sociedad –también formada por personas individuales- a la que representan y que, precisamente lo que habí­a que conseguir es cambiar la cultura de dichas personas.

Después de cuestionar el tí­tulo de la mesa redonda –alguien dirá que hoy estaba un poco picajoso-también he puesto mis objeciones al nombre del curso subrayando que no hay que reinventar la democracia, hay que hacerla efectiva, impulsando la democracia participativa frente a la democracia formal, impulsando un republicanismo cí­vico que convierta a cada persona en ciudadana, consciente de sus derechos y de sus responsabilidades, un republicanismo cí­vico que consiga el empoderamiento real de la ciudadaní­a.

¿Cómo podemos hacer esto? ¿cómo podemos impulsar la participación? Indudablemente la filosofí­a que está detrás de la web 2.0 aplicada a la polí­tica -lo que hemos venido en denominar Polí­tica 2.0- puede convertirse en un instrumento potente y eficaz para conseguir ese objetivo.

¿Reinventaremos la democracia con la polí­tica 2.0? Radicalmente, la respuesta es no. Lo que tenemos que hacer, en mi opinión, es democratizar la web 2.0, la polí­tica 2.0

La realidad, hoy en dí­a, es que en la polí­tica 2.0 estamos muy pocas personas. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que se trata de un grupo de “ilustrados” que van por delante -incluso alguien dirá que un poco “frikis”-, pero que no son representativos de la sociedad, aunque tengan una notoriedad importante. Es más, esta notoriedad los puede convertir en un efectivo “lobby” pero insisto, hoy por hoy, no constituye un canal de representación democrática.

Al hablar de las tecnologí­as de la información y la comunicación solemos hablar de la necesidad de acabar con la brecha social, la brecha digital. Y lo hacemos, demasiadas veces, con una visión muy economicista, o con más propiedad, muy neocapitalista: al final se trata de que todo el mundo “tenga” “compre” “consuma” los aparatos y se impulse un sector económico industrial y de servicios. Sin embargo, yo soy partidario de insistir en el ámbito del ser, en vez de promocionar el ámbito del tener; por eso considero necesario impulsar la sociedad del conocimiento y plantear la reivindicación del concepto de “hipoteca social” sobre el conocimiento.

Por aquí­ es por donde realmente se puede profundizar en la democracia, hacerla real. Suele ser conclusión común de los analistas polí­ticos que cuando, en un estado dictatorial, se hace efectivo el derecho a la educación de toda la ciudadaní­a, entonces se está a las puertas de la democratización de dicho estado. Educación, conocimiento y libertad están muy unidos.

Pues bien, también en los estados formalmente democráticos avanzaremos hacia la democracia real si profundizamos en la sociedad del conocimiento, si avanzamos en la filosofí­a 2.0

Para conseguirlo tenemos que lograr que las personas que están en las instituciones, “cambien el chip”, aprendan a escuchar, se comprometan a escuchar, que es el primer paso para iniciar un diálogo abierto y constructivo, y tomen la decisión de impulsar polí­ticas que doten al conjunto de la ciudadaní­a de los medios e instrumentos tecnológicos que hagan posible, junto con la formación, el cambio de cultura en favor de la democracia participativa. Porque con escuchar, no es suficiente, hay que conseguir que todas las personas tengan igualdad de oportunidades para hacerse oí­r; y en esto consiste precisamente ese objetivo, esa necesidad de democratizar la web 2.0

Esta es la tarea importante, y también urgente, que tenemos quienes nos movemos en la Politika 2.0: conseguir que todas las personas puedan hacerse oí­r, que quienes estén en las instituciones quieran y sepan escuchar, y que, entre todas esas personas -de dentro y de fuera de las instituciones- podamos decidir.

Por Rafa

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