Entrevista.

¿Ve voluntad polí­tica en la izquierda abertzale para sacar el conflicto de la calle?

Si nos atenemos a sus declaraciones habrá que concluir que sí­, pero estamos a la espera de que los hechos, que son lo importante, confirmen las palabras. Desde EA, en las reuniones periódicas que mantenemos con las personas representativas del mundo de Batasuna siempre les hemos dicho que los conflictos polí­ticos únicamente se solucionan por ví­as polí­ticas y que la estrategia de la violencia es inaceptable desde el punto de vista ético, polí­tico, humano y práctico. Ellos saben que no admitimos ni admitiremos nunca el doble juego combinado de violencia y polí­tica.

¿Cree que hay madurez para iniciar un proceso de paz?

De nuestra experiencia en el trabajo que estamos realizando en el Foro Nacional de Debate y en la Mesa de diálogo para la Resolución del Conflicto hemos sacado la impresión de que por fin ese mundo es consciente de que la sociedad vasca en su conjunto y su propia base social no admite la perpetuación de la estrategia de la violencia. Pero lo importante son los hechos.

Batasuna ha pedido a Zapatero que diga cuáles son sus contrapartidas…

Si todos hacemos un esfuerzo para crear el microclima de distensión necesario para facilitar el diálogo abierto y libre entre todas las fuerzas polí­ticas que representan algo en este paí­s, existen condiciones para iniciar un proceso de paz. Batasuna tiene que tener también compromisos claros en su apuesta por la ví­a democrática.

¿Zapatero está por la labor?

Cuando Begoña Errazti, en septiembre del año pasado, se reunió con Zapatero en la Moncloa, tuvo la sensación de que podí­a ser audaz y valiente polí­ticamente para abordar esta cuestión. Esperamos que esta sensación se haga realidad y no se deje arrastrar por las fuerzas de la reacción de las que son portavoces Bono y algunos otros socialistas significados. Como EA, al igual que con el mundo de Batasuna, estamos dispuestos a ayudarle a vencer a esas fuerzas reaccionarias. A la vez recordamos a unos y a otros que, con independencia de ese proceso de paz, hay que abordar entre las fuerzas polí­ticas representativas el proceso de normalización que culmine con un nuevo acuerdo polí­tico que dé respuesta a la cuestión de la soberaní­a y la territorialidad.

Por Rafa

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