Más importante que con quien vamos a pactar, es ver ¿qué vamos a hacer? o ¿para qué queremos gobernar? Desde esta perspectiva, creo que la sociedad vasca ha dejado bien claro que los conceptos de la «exclusión» del mundo de batasuna y el del «cambio» hacia el fundamentalismo constitucional del PP y del PSE-EE han fracasado, no tienen futuro.

Creo que la sociedad vasca nos esta exigiendo es que afrontemos la solución definitiva al principal problema que tiene nuestro Paí­s y que convirtamos en realidad la normalización y la pacificación. Para que esto sea realidad cuanto antes, debemos impulsar un diálogo abierto con todas las fuerzas polí­ticas, sin exclusiones de ningún tipo, y buscar un nuevo consenso alrededor de los dos conceptos que estaban incluidos en la propuesta del Gobierno que aprobó el Parlamento Vasco por mayorí­a absoluta el pasado 30 de diciembre: reconocimiento de la realidad de Euskal Herria y la aceptación del principio democrático de que es la propia sociedad vasca la que debe decidir sin ningún tipo de interferencias ni internas -basadas en la violencia-, ni externas sustentadas en mayorí­as ajenas a nuestro Paí­s, tanto si estan residenciadas en Madrid, en Parí­s o en cualquier otro lugar ajeno a Euskal Herria.

El dí­a en que el partido socialista recupere lo que defendí­a en el año 1979, cuando sus lí­deres sostení­an la pancarta reivindicando el derecho de Autodeterminación y mantení­a la ncesidad de una relación estrecha entre Nafarroa y los otros tres territorios de Hegoalde, creo que serán posibles otras mayorí­as y otros pactos en clave de progreso. Me gustarí­a que este escenario fuese realidad cuanto antes. Mientras tanto creo que PNV y EA debemos liderar un gobierno en minorí­a que, sin olvidar la resolución de los problemas diarios de la ciudadaní­a, impulse cuanto antes la consecución de la normalización polí­tica y la pacificación. En Eusko Alkartasuna, por nuestra parte vamos a seguir trabajando en el Foro Nacional de Debate-Nazio Eztabaida Gunea junto con Batasuna, ELA y LAB, y otras fuerzas polí­ticas para desde este otro ámbito impulsar, también cuanto antes, un nuevo espacio de diálogo y de solución.

Por Rafa

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