El dirigente de Eusko Alkartasuna compromete a su partido como «garante» del plan Ibarretxe y advierte de que no admitirá dar «marcha atrás» en el proyecto. OLATZ BARRIUSO/ Reacio a dar explicaciones sobre la situación interna en EA o a ofrecer pistas sobre si concurrirán o no a las elecciones autonómicas en coalición con el PNV, Rafael Larreina se explaya en cambio a la hora de presentar a su partido como un ejemplo de «democracia y defensa de la pluralidad» y vuelve una y otra vez sobre la misma idea: su formación sólo caminará en una dirección, la de la soberanía.
Decir que todos los marcos serán provisionales hasta lograr la independencia, ¿no supone asociar el discurso de EA con una amenaza de inestabilidad?
No. En esta vida todo es provisional, no hay nada permanente y menos en política. La esencia de la democracia está en que todos los marcos son modificables, lo cual no quiere decir que haya que andar cambiándolos cada cinco minutos. Nuestro marco jurídico estable es aquel en el que seamos independientes dentro de Europa. Una independencia del siglo XXI, sin fronteras. Nuestro proyecto se basa en el respeto estricto a la pluralidad no sólo ideológica sino también de identidades nacionales. Somos los primeros en defender el derecho de los ciudadanos vascos a considerarse nacionales españoles, igual que defendemos el derecho de los vascos que reclamamos ser sólo vascos. Eso no es muy habitual aquí.
¿Y eso cómo concuerda con acusar al PSE de «boicot» al Gobierno Vasco por poner sobre la mesa una propuesta?
Porque lo que criticamos no es la propuesta en sí sino el procedimiento elegido por el PSE. Es más, la crítica la han hecho ellos mismos al decir que es una propuesta para las elecciones. Le han dado un carácter meramente electoralista. El proyecto es muy legítimo pero el PSE debe presentarlo en el sitio natural de debate en democracia, que es el Parlamento Vasco. No hacerlo es una irresponsabilidad política que supone también una especie de deslegitimación de las instituciones democráticas muy peligrosa. El PSE solía criticar al mundo de Batasuna porque despreciaba al Parlamento Vasco, y ahora resulta que ellos hacen lo mismo y marginan a las instituciones democráticas.
¿Desde EA no se contempla entonces buscar puntos de encuentro con los socialistas, dada su disposición a reformar el Estatuto?
Si el PSE toma la senda del PSC, que parte del reconocimiento de la nación catalana y asume la pluralidad de identidades nacionales, hay posibilidades de encuentro. También las habría si el PSE volviese a la línea que seguían entre el 77 y el 80, cuando defendían la autodeterminación y la posibilidad de que hubiese una unidad política que agrupase a la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra. Tampoco pedimos imposibles.
Lo que ocurre es que en Cataluña hay un consenso y aquí dos mitades que no se ponen de acuerdo.
No son dos mitades. En el Parlamento la proporción es de 60-40 en favor de los que decimos que hay que ir hacia un nuevo marco jurídico-político. En Cataluña ese porcentaje es más amplio, pero si aquí sumamos al PSE, que también apuesta por una reforma, sería mucho mayor. Además, el Gobierno Vasco ha tomado la iniciativa según las vías previstas en la legislación, siguiendo lo que prevé el Estatuto para su modificación. El proceso es totalmente legítimo. Hay consenso más que suficiente, el problema es cuando se quieren imponer marcos unilateralmente.
¿Y hablar de 60-40 no es precisamente eso?
No, no. La propuesta del Gobierno no pretende imponer marcos unilateralmente. Precisamente lo que hemos hecho a lo largo de estos tres años es un esfuerzo infinito de diálogo, consenso, de que todo el mundo pueda proponer sus iniciativas. El problema es que tanto el PP como el PSE-EE se niegan a participar en el debate parlamentario, y no porque no se les haya facilitado las cosas. Estaríamos dispuestos a modificar y flexibilizar el reglamento de la Cámara todo lo que hiciera falta para que, por ejemplo, el PSE pudiera llevar su texto a la ponencia.
Lo cierto es que el plan Ibarretxe no sólo no ha sumado apoyos sino que ahora incluso Ezker Batua pone pegas. ¿A qué les suena esta postura?
Cada uno tiene que superar sus propias contradicciones y dilemas. El plan fue aprobado en consejo de Gobierno por todos los partidos y por todos los consejeros por unanimidad. Otra cosa es que cada uno tengamos luego nuestras aportaciones y enmiendas para mejorarlo. Lo que no es lógico es decir que se aprueba y luego que se está en contra. No se puede estar repicando y en la procesión.
Advierte Begoña Errazti de que no está dispuesta a tolerar «rebajas» en el plan Ibarretxe. ¿Dónde coloca EA su listón?
En el reconocimiento del derecho de autodeterminación y en el derecho de todos los territorios de Euskal Herria a formar una unidad política si así lo deciden sus ciudadanos libremente. Otro mínimo son los contenidos del Estatuto. Del que se aprobó, no del que se ha aplicado. No admitimos que se rebaje el Estatuto, como hace la propuesta del PSE, que da marcha atrás en el tema de la Seguridad Social al establecer simplemente la gestión pero no por el sistema de concierto, que es lo que dice el Estatuto. Para ese viaje no necesitábamos alforjas.
Debate en el PNV
¿En qué se basa para afirmar que sectores del PNV prefieren que el proyecto del lehendakari no prospere para poder pactar con el PSOE?
En eso ha habido un debate y no porque lo diga yo. De todos modos, la dirección del PNV dice que está por apoyar el plan Ibarretxe y eso es lo que nos vale. Pero también es público que dentro del PNV ha existido ese debate. Lo que sí subrayo es el papel de EA. Hace trece años, EA fue expulsada del Gobierno Vasco por defender el derecho de autodeterminación, y ahora el Ejecutivo lo defiende de forma clara. Nos comprometemos a ser garantes de que ese proceso siga adelante. EA no estará en un escenario en el que haya marcha atrás en la propuesta del Gobierno Vasco.
Entonces, ¿no tienen tan claro como el lehendakari y EB que haya que revalidar el tripartito?
Lo importante es el «para qué». Si es para seguir avanzando en esa línea de construcción nacional, de acuerdo. Si es para dar marcha atrás, ahí no nos van a pillar. El objetivo de EA no es estar en el Gobierno por estar, sino transformar la sociedad. Y eso significa seguir adelante con el plan Ibarretxe, abordar la normalización política, solventar el conflicto político y transformar la sociedad, como partido socialdemócrata que somos, desde un punto de vista solidario y de justicia social. Con ese «para qué» estaremos en el próximo Gobierno.
En el PNV hay opiniones dispares sobre qué hará Sozialista Abertzaleak en la votación del plan. ¿Cuál es su percepción?
Cada fuerza política tiene que hacer un análisis de si responde a las demandas de sus electores o no. También SA tendrá que hacerlo y ver si hace política con mayúsculas para que este país siga avanzando o decide colaborar con quienes están en contra del avance hacia el reconocimiento del derecho de autodeterminación. SA tiene que decidir dónde está: con los que defendemos avanzar hacia un ejercicio pleno de la soberanía dentro de Europa o en el campo de quienes dicen que hay que estar integrados en un Estado nación llamado España.
¿Han decidido ya si van a presentarse en coalición con el PNV?
Aún no. Cuando lo decidamos se hará público. Será en breve y sin influencias exteriores.
Pero, ¿se dan esas «circunstancias excepcionales» a las que EA supedita la coalición?
La cuestión no es coalición sí o no, sino cómo avanzar hacia la construcción nacional y la independencia en Europa. La coalición es el instrumento, insisto en que lo importante es el «para qué». Estamos analizando la situación política, y como quiero ser muy respetuoso con nuestros mecanismos de decisión y con las bases de EA, no es oportuno que diga yo por dónde habría que ir. -¿Hay posibilidad de que se den otro tipo de alianzas, con Aralar y otras fuerzas de la izquierda abertzale? -En principio todo esta abierto. También es posible ir solos.
¿Cómo es posible que en un mismo partido haya quien defienda a ultranza la cooperación estable con el PNV y quien la condicione a que los jeltzales marquen plazos para la independencia?
En los partidos suele haber grandes debates teóricos en la pizarra, por usar un símil futbolístico. Pero a la hora de la verdad, cuando hay que salir al campo, todas las decisiones que han tomado la ejecutiva nacional y la asamblea nacional de EA en temas trascendentales como éste se han tomado siempre con porcentajes de apoyo cercanos al 90%. Estoy convencido de que la decisión final se tomará por una mayoría amplísima.
La ejecutiva guipuzcoana quiere aprobar en su asamblea una propuesta a favor de una coalición con el PNV.
Un elemento fundamental en cualquier organización es respetar las reglas del juego y que cada órgano actúe en el ámbito de sus competencias. Y quien toma las decisiones sobre la política de coaliciones es la asamblea nacional, que es el órgano más representativo y democrático que tenemos, a propuesta de la ejecutiva nacional.
¿Para qué sirve un organismo como el Foro de Debate Nacional, sin representatividad institucional y con la ausencia hasta del PNV?
Puede ser positivo para avanzar en claves de solución. El plan del Gobierno Vasco tiene un ámbito directo de actuación que es la Comunidad Autónoma Vasca, pero hay otros ámbitos de nuestro país que también hay que abordar. El Foro acoge en su seno a personas de todos los territorios de Euskal Herria, reconoce los conceptos de soberanía y territorialidad y se pronuncia con claridad a favor de utilizar exclusivamente vías políticas. Eso sí, en EA tomamos las medidas elementales de prudencia porque tenemos muy presente lo que pasó en Lizarra, pero al mismo tiempo pensamos que hay que correr ciertos riesgos. La labor del foro puede propiciar una decisión de quien todavía no se ha dado cuenta de que la única vía admisible, no sólo por razones éticas sino también por razones prácticas, son las vías políticas y de que la violencia no tiene lugar en este país. Si ese trabajo sirve para eso el riesgo habrá merecido la pena. «Hay gente que no ha digerido que le dirija una mujer»
¿Cómo se trabaja por la sociedad en un partido en el que hay que apagar fuegos internos casi cada día?
Porque tenemos muy claro nuestro proyecto político, avalado en el congreso con más del 90% de los votos. Sabemos que las bases respaldan la labor de los órganos del partido y al mismo tiempo nuestra preocupación es que muchas veces esos afiliados se ven sorprendidos por este tipo de cosas. Nuestra obligación es responder ante las bases, no ante personas individuales, aunque tengan todo el derecho a decir lo que quieran.
Pero precisamente una de las críticas más comunes es el escaso peso de la afiliación.
La realidad lo desmiente. Somos un partido abierto. La representación es directa en el congreso y en la asamblea nacional, las decisiones se toman democráticamente.
Errazti ha perdido apoyo en el último congreso, en el que la disidencia obtuvo un 40% de los votos.
Las ejecutivas son distintas, ésta es diferente a la anterior. Además, Begoña Errazti no es la líder de un partido vasco que tiene menos apoyo. Comparémoslo con el que recabaron Imaz, Madrazo o López.
Caza de brujas, ausencia de democracia interna, política de no integración Son acusaciones duras.
No quiero entrar en todo eso. Es la realidad la que tiene que dar o quitar la razón. Begoña tiene un amplio apoyo de las bases y un gran reconocimiento social, además de un especial mérito que quiero subrayar. EA es el primer partido que ha puesto como presidenta a una mujer y eso hay gente que todavía no lo ha digerido. Las mujeres lo tienen más difícil que los hombres porque todavía hay mucha mentalidad machista y hay gente que se siente incómoda cuando le dirige una mujer.
En Vizcaya los críticos incluso han creado una plataforma interna.
Se están situando fuera del partido, porque eso no está contemplado en los estatutos de EA.
¿Temen que la crisis interna les perjudique electoralmente?
El riesgo siempre existe, pero la realidad pone a cada uno en su sitio y la sociedad sabe distinguir entre el ruido mediático y la realidad. A EA se le va a juzgar por sus actuaciones políticas y no por otra cosa.