Entrevista a Rafael Larreina en DEIA. Joseba Arruti Bilbao (DEIA)
EA y PNV dicen querer la coalición. ¿Qué impide dar forma a ese deseo?
Ha habido dos motivos que nos han llevado a la actual situación: el ámbito de aplicación y el criterio de conformación de la coalición. EA ha dicho con total claridad, lo dijo la Asamblea Nacional y lo están diciendo todos los órganos del partido de forma unánime, que la propuesta del PNV es inaceptable. En todo caso, seguimos sentados a la mesa y con la puerta abierta. Es imprescindible reconocer la representación de cada uno de los partidos para pasar después a hablar de los términos programáticos del acuerdo. Queremos dar cohesión institucional a la “propuesta para la convivencia†del Gobierno vasco.
¿No cree que los votantes pueden juzgar incoherente que, tras apelar a la unidad el 13-M, se presenten por separado?
Nosotros estamos en la línea del acuerdo. Por eso hemos planteado un acuerdo global en las instituciones forales de la CAV y Nafarroa, y también en las cuatro capitales. Además, deseamos llevar la coalición a aquellos grandes municipios en los que el liderazgo institucional está en manos de partidos de obediencia española o a los que están en manos de fuerzas soberanistas pero necesitan reforzar la mayoría. Hemos hecho una propuesta abierta y seguimos atentos a las sugerencias del PNV para analizar caso por caso.
Pero EA quería rebajar el número de municipios en los que se presentaron conjuntamente hace cuatro años…
Hemos propuesto una serie de municipios en los que ir en coalición y, aunque en algunos casos el número sea menor que en 1999, el objetivo ha sido dotar de coherencia política a la propuesta. En base a unos criterios objetivos de municipios liderados por fuerzas estatalistas, los que requieran reforzar la mayoría nacionalista y aquellos que estén pasando una especial dificultad de convivencia, hemos hecho una propuesta concreta. También hay municipios en los que hace cuatro años nos presentamos de forma unitaria y ahora nuestra gente, o la del PNV, no está dispuesta a repetir esa fórmula.
Hace cuatro años la experiencia de coaliciones puntuales resultó fallida. ¿No temen que eso pueda repetirse?
En 1999 no se falló por el número de municipios en los que íbamos coaligados, ya que se cubrió entre el 80 y el 90% de la población. Los resultados no fueron buenos porque la ciudadanía no vio la necesidad de esa coalición. Se puede entender que ahora hay una situación extraordinaria que puede requerir que vayamos juntos, pero eso se justifica en algunos sitios y no en otros. Por ejemplo, no tiene sentido que en un municipio en el que habitualmente se hayan presentado tres listas, PNV, EA y Batasuna, y si ésta última no puede presentarse, en mayo vaya a haber una sola lista. Eso no es positivo, ya que los ciudadanos tienen derecho a elegir y porque hacen falta gobierno y oposición para que el ayuntamiento funcione mejor.
El presidente de EA-Gipuzkoa, Iñaki Galdos, ha dicho que ve posible retomar la negociación para lograr un acuerdo a nivel nacional…
La posición del partido está siendo unánime. El se refería a que planteamos una coalición global a Juntas Generales, que es el elemento más político y el que debe mostrarse cohesionado para defender el plan del Gobierno vasco. Pero a ese nivel también el PNV está de acuerdo. Sí, pero si plantean el acuerdo en un “todo o nada†nos dejan en una situación difícil. Además, el PNV quiere que el criterio para conformar la coalición allá donde también fuimos unidos en el 99 sea el de las elecciones generales de 2000. Eso no tiene lógica, ya que no reconoce el resultado que históricamente logra EA en las municipales, que es un 27% mejor que en las generales. Es una contradicción decir que se está a favor de la coalición mientras se castiga a quienes la hicieron hace cuatro años. Lo lógico es partir de la representación lograda por cada cual el año 99, que responde bastante bien al peso político de las dos fuerzas. La Asamblea Nacional, y también la Asamblea Regional de Gipuzkoa, han sido unánimes al calificar de inaceptable la propuesta del PNV. Por otra parte, queda por abordar la parte programática, que es importante y quizás no vaya a ser fácil, y en la que tenemos cuestiones como la reforma de la LTH o aquellas que hacen referencia a la cohesión del país.
¿EA está sopesando la posibilidad de presentarse junto a Aralar o la opción del PNV sigue siendo la prioritaria?
No nos negamos a hablar con nadie y Aralar ha dicho que quiere reunirse con nosotros. Por lo tanto, pasadas las fiestas navideñas, hablaremos con ellos. Tenemos un espíritu abierto. Dijimos que deseábamos un acuerdo con el PNV y lo hemos intentado. En este momento, hemos puesto en marcha toda la maquinaria interna para la confección de listas y nuestra voluntad, mientras no tengamos a alguien al otro lado de la mesa, es la de concurrir en solitario a las elecciones.
¿Este desencuentro negociador con el PNV puede tener su reflejo en el Gobierno vasco?
Son ámbitos diferentes, pero la cohesión institucional es importante. Si no se produce en todos los ámbitos, se resiente en todos ellos, también en el Gobierno vasco. El PNV debe de hacer esa reflexión. No vale decir: “aquí utilizamos a EA, y aquí queremos castigarloâ€. Eso, al final, tiene una repercusión global, y tenemos antecedentes como el de 1991, cuando conformábamos el Gobierno vasco con el PNV y EE y tras unas elecciones municipales el primero optó por una alianza con el PSE.
¿Creen posible que eso se repita?
Ese escenario siempre está encima de la mesa y no oculto que hay gente en EA que piensa que la cerrazón del PNV en la negociación y la imposición de un criterio lesivo para nosotros puede ser el inicio de una especie de ciaboga para llegar a acuerdos institucionales con otros, en concreto con el PSE-EE. Nosotros, por nuestra parte, tenemos claro que vamos a ser leales a la palabra dada a los ciudadanos en las elecciones del 13 de mayo de 2001.