Estoy firmemente convencido que será posible cuando desaparezca la violencia de ETA, que hoy -les guste o no- constituye el principal obstáculo en el camino de la construcción nacional de Euskal Herria, y cuando la ciudadanía vasca democrática y pacíficamente así lo decida. Con demasiada frecuencia –sobre todo algunos líderes del PNV cuando están en los ciclos altos de exaltación abertzale- suelen decir que para tal año o tal otro la independencia va a ser realidad; yo prefiero centrarme en que hacemos para que sea realidad cuanto antes.
Por eso creo que hay que lograr convencer a ETA y, sobre todo, a su entorno social de que deben abandonar definitivamente la violencia (en primer lugar por razones éticas –que ya serían suficientes por si solas- y por razones políticas y prácticas), y buscar una solución consensuada que de respuesta aceptable para todos al binomio soberanía-territorialidad que está en la base del problema político de fondo. El camino para lograrlo, en Eusko Alkartasuna lo tenemos bastante claro y lo tenemos además publicado (en la página www.euskoalkartasuna.org lo puedes descargar) en el ya famoso libro rojo titulado “Hacia un nuevo marco jurídico-político para Euskal Herriaâ€. Yo personalmente, concibo la independencia en Europa, en el seno de la Unión Europea, y con la posibilidad del “estatus de doble nacionalidad†para todo el que quiera, con el fin de que todos los que vivimos en Euskal Herria podamos ser lo que queramos ser (solamente vascos, vascos españoles o vascos franceses) sin ningún tipo de imposiciones por parte de nadie.