Mientras espero al avión que me llevará a Loiu aprovecho para seguir contando las impresiones y reflexiones que me ha ido suscitando la Conferencia Internacional de Software libre. Una de las sesiones que me ha resultado más interesante ha sido la Mesa redonda sobre sostenibilidad. En ella surgieron varios toques de atención a nuestra vida diaria que creo viene bien que nos los planteemos; al menos a mi me ha venido bien para replantearme hábitos de consumo que aunque sean habituales no son muy razonables; ahí­ van:

No es sostenible cambiar de ordenador cada tres años.

No es sotenible mandar fotos de 24 megas por internet.

Los equipos desechados provocan un problema creciente que se cuantifica entre 20 y 50 toneladas de peso muerto generado, con un incremento que va del 3 al 5% anual, más de tres veces que el incremento de la basura normal.

Este análisis surgió desde un planteamiento de reflexión sobre la realidad de que estamos en un planeta finito, limitado y de la inconsciencia diaria de esta realidad. Tenemos una economí­a basada en una oferta sobredimensionada que en el caso de la tecnologí­a podrí­amos denominar que se da el «sí­ndrome de Diógenes digital»:

Telefónica -o cualquier otra operadora- nos vende 100 Megas de ancho de banda, cuando no necesitamos tanto para casi nada; ¿cuanto estamos consumiendo de más? Es necesario plantear un uso más razonable de la informática.

También se plantearon unas reflexiones muy interesantes por parte de Carlos Castro que centró la sostenibilidad en el ámbito de los principios que caracterizan al Software Libre y que no coincide con la sostenibilidad del sistema capitalista. Este planteamiento tiene más vigencia si cabe en momentos de crisis, en los que hay que insitir en que lo más importante del software libre no son las herramientas, la tecnologí­a, sino los principios: la libertad y la cooperación. Desde esta diferenciación de la cuestión tecnológica con respecto a los principios señaló que hay que reivindicar los principios, defender la libertad y la cooperación como elementos de progreso social.

Por Rafa

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