Son ya las 21h. y acabamos de salir de una doble reunión de la Comisión de Derechos Humanos y de la ponencia de Víctimas del Terrorismo que se ha reunido a continuación.
Desde el inicio a las 15,30h., nos hemos enfrentado a comparecencias diversas que todas tenían en común la dureza de la situación desde el punto de vista humano. Hemos comenzado con la presentación por parte de Jon Landa (Director de Derechos Humanos del Gobierno Vasco), del informe titulado «Víctimas de vulneraciones de Derechos Humanos derivadas de la violencia de motivación política». Un excelente y serio trabajo que, a lo largo de sus 218 páginas, nos ha trasladado una realidad que estaba muy olvidada, oculta y que refleja mucha injusticia, olvido y dolor. Estamos hablando de 109 personas muertas -sólo tres de ETA- y 535 personas heridas que nos interpelan y que nos exijen un reconocimiento moral y una reparación de la injusticia sufrida.
A continuación hemos contado con la presencia de la Comisión de ayuda al refugiado en Euskadi (CEAR) que a través de Javier Galparsoro nos ha presentado el informe «El Derecho amenazado» que forma parte de la campaña contra la vulneración del asilo en el acceso a Europa. Ha estado muy presente la denuncia de la vulneración del «principio de no devolución» que consiste en la prohibición, impuesta a los estados por el Derecho Internacional, de expulsión o devolución de una persona al territorio de cualquier país en el que su vida o libertad se encuentren amenazadas, o pudiera sufrir tortura, tratos inhumanos o degradantes u otras transgresiones graves de sus derechos humanos fundamentales. Mientras oía esta denuncia me acordaba con tristeza que hace apenas diez días en el Parlamento Europeo de todos los grupos que hoy estábamos en el Comisión de Derechos Humanos, sólo el europarlametnario de EA, Mikel Irujo, se pronunció en contra de la «Directiva de retorno de Emigrantes». Y de toda la exposición me he quedado con otra cifra escalofriante desde el punto de vista humano: está documentado que 921 personas han muerto durante el año 2007 en su aventura migratoria desde Africa hacia el estado español (745 en la ruta hacia Canarias y 131 en la zona del estrecho de Gibraltar).
A continuación han comparecido en la Comisión cuatro personas de Etxerat -asociación de familiares de presos de ETA- para exponer la situación de trece presos con enfermedades graves para los que se pedía la aplicación de los beneficios que prevee la legislación penitenciaria, en concreto el artículo 92 que se refiere a la excarcelación de personas con enfermedades graves.
En la propia Comisión hemos podido ver contrastadas posiciones que reflejan la dura realidad de nuestro País: una madre que exponía el agravamiento progresivo de la enfermedad de su hijo preso; una hermana que relataba la muerte de su hermano en prisión hace 22 años por una tuberculosis no tratada; una abogada que relataba la situación de un preso preventivo que ha tenido que ser ingresado varias veces en hospitales por diversas dolencias graves la última por un proceso canceroso. Y también la exposición de Rodolfo Ares que me ha gustado porque además de señalar que hay personas que han sido asesinadas y que por tanto no tienen posibilidad de ser vistas, ha pedido que los presos sean capaces de ponerse en el lugar del «otro» y reflexionar sobre las vulneraciones de derechos humanos que ocasionan y también él ha hecho el esfuerzo de ponerse en el lugar de los presos comprometiéndose a analizar cada caso para poderle dar la respuesta que prevee la legislación penitenciaria. Creo que en este punto del orden del día ha habido una novedad importante; yo, al menos, he creido ver un pequeño rayo de luz
A continuación nos hemos reunido los miembros de la Ponencia de Víctimas del Terrorismo con el objeto de que la directora de la Oficina de atención a las víctimas del terrorismo nos presentase el informe sobre las víctimas del terrorismo del GAL, BVE y grupos de extrema derecha: 66 personas muertas, 51 personas heridas, 6 secuestradas.
Después de cinco horas y media de reunión he salido con una tristeza notable al valorar las tragedias de las que habíamos estado hablando, el dolor y la injusticia que han sufrido tantas personas en nuestro País. Pero también por la incomunicación que sigue habiendo entre los partidos a la hora de valorar estas situaciones desde una posición común: la radical igualdad y dignidad de todas las personas humanas y su irrenunciable derecho a la vida y a la libertad. Hoy por hoy, la tragedia humana que está en cada uno de esas muertes, de esas vulneraciones de derechos humanos, sigue siendo instrumento de agresión y confrontación partidista.
Cuanto trabajo nos queda, cuanto esfuerzo debemos hacer todavía para ponernos en el lugar del otro y desde ahí buscar puntos de encuentro y, sobre todo, de solución, de reparación, que sean bases sólidas para una convivencia en Paz en la que ya no se puedan volver a repetir tanta injusticias.
Quizás os parezca un comentario un poco sombrío pero a veces cuesta ver la luz y es trabajoso alumbrar la esperanza.