El pasado jueves 24 de septiembre participé en un acto oficial tan importante como emotivo. Se trataba del acto de reconocimiento oficial por parte del Estado Colombiano de su responsabilidad en el crimen de Lesa Humanidad del aita de mi amigo Jorge Freytter. Reproduzco a continuación el texto de mi intervención.
Hace quince años recibía, en el entonces mi despacho de la vicepresidencia del Parlamento Vasco, un correo electrónico en el que una persona pedía ayuda tras contar una historia muy dura: su padre, un profesor universitario, había sido secuestrado y había aparecido muerto al cabo de unos días en una cuneta con signos de fuertes torturas y acribillado a balazos; a continuación las amenazas de muerte llegaron a su hijo mayor, que tuvo que huir a Canadá, y después a su segundo hijo, Jorge, que entonces tenía 18 años. Tuvo que huir de ciudad en ciudad dentro de Colombia y al final la Cruz Roja lo sacó de Colombia y lo llevó a Venezuela, donde volvió a ser amenazado y perseguido, teniendo que vivir escondido. Desde allí mandó cientos de mails pidiendo ayuda; uno de ellos es el que yo recibí.
La verdad es que cuando leí el mail me entraron dudas de si era uno más del spam que suele llegar, si era una forma de buscar ayuda para llegar a Europa, o si era una especie de “mail trampa†que a veces recibimos los políticos para ver si hacemos caso al correo. Me metí en internet y, en google, busqué el nombre y apellido: el caso de este secuestro y asesinato apareció en un informe de Naciones Unidas sobre violación de derechos humanos en Colombia.
Hecha la comprobación le contesté y comenzamos a trabajar para lograr sacarle de allí y librarle de esas amenazas de muerte. No fue fácil, pero con la colaboración del entonces delegado del Gobierno español, Paulino Luesma, y Víctor García en el Ministerio de Interior y el Consejero de Educación y Universidades del Gobierno Vasco Tontxu Campos, conseguimos el reconocimiento de Jorge como refugiado según la convención de Ginebra, su venida al Estado español y la posibilidad de cursar estudios en el País Vasco.
A partir de ese momento Colombia dejó de ser para mi un punto en el mapa y unos fríos titulares en la sección de internacional de los medios de comunicación. Empecé a conocer, a querer esas tierras a la vez que compartía la preocupación y el dolor por tantas muertes, tantas vidas y familias rotas, tanta sangre derramada. Y comencé a desear, aunque no con mucha esperanza, que algún día Jorge y su familia pudiesen ver reconocida y reparada, en la parte que es posible reparar, la injusticia padecida.
Hoy, 19 años después, el secuestro, tortura y asesinato del profesor Jorge Adolfo Freytter Romero ha sido reconocido como un Crimen de Lesa Humanidad por la Fiscalía colombiana y en el marco del proceso judicial abierto ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el Estado colombiano está realizando este Acto de reconocimiento de Responsabilidad.
Quiero dar las gracias a Jorge y a su familia porque sin su tesón y determinación este acto no se habría realizado. Y es un acto muy importante porque abre un camino que podrán seguir otras víctimas para que a partir del reconocimiento de responsabilidad se comience a recorrer el camino de la reparación. Una reparación que no afecta solo a las víctimas, que no sólo es exigible por ellas, sino que afecta, es exigible, porque la necesita, por toda la sociedad colombiana.
Jorge y su familia con su tesón, han sido, están siendo, sembradores de paz, constructores de paz frente a la violencia que es la negación del sentido de humanidad. El premio Nobel de la Paz, Desmond Tutu, afirmaba que “no hay futuro sin perdón†ante la pregunta de cómo podía reconciliarse la sociedad de Sudáfrica después del Apartheid.
La sociedad colombiana también necesita de la reconciliación, es preciso desterrar la venganza y abrir caminos al perdón. Y la base del perdón es el compromiso de reparación que tiene que abordar, como un gran desafío necesario, el conocimiento de la verdad sobre lo ocurrido, toda la verdad, conocer no solo los autores materiales del crimen, de los crímenes de lesa humanidad, sino también los autores intelectuales.
A partir del conocimiento de la verdad puede hacerse justicia; y la verdad junto con la justicia que garantice el compromiso de no repetición, abren el camino a la reconciliación, al perdón.
Quiero agradecer al Estado colombiano su valentía para hacer posible este acto. Otros estados, como el español por ejemplo no tienen la valentía democrática de reconocer su responsabilidad en actos de terrorismo de estado o en violaciones flagrantes de derechos humanos.
Este acto de hoy, es un gran paso si se convierte en un primer paso que abre un camino para otras víctimas, si se sigue investigando para esclarecer la verdad, si se ponen los medios para poner fin a los asesinatos haciendo imposible la repetición de crímenes tan execrables.
Por eso mi agradecimiento está unido a una petición, a una exigencia, de que se continúe con la labor emprendida, se avance en el esclarecimiento y la determinación de los autores intelectuales del crimen de Lesa Humanidad y se cumplan todos los compromisos de reparación.
Y la tarea de reparación debe ser asumida no solo por el Estado, por el Gobierno Colombiano, sino también por las instituciones de la sociedad civil, como puede ser en este caso la Universidad del Atlántico donde desarrollaba su labor docente y sindical el profesor Freytter.
Antes de terminar quiero agradecer a las personas de la Asociación Jorge Adolfo Freytter Romero que nos acompañan, empezando por su presidente el profesor de la EHU/UPV Alexander Ugalde Zubiri, el también profesor Juan Hernández Zubizarreta y la profesora María Ruiz Aranguren de la misma Universidad, y el investigador y licenciado en historia Hector García, por su apoyo a Jorge y su trabajo en favor de la verdad, justicia y reparación del crimen de Lesa Humanidad del profesor Freytter.
El Papa Francisco en Colombia refiriéndose al proceso de paz y reconciliación afirmó que basta que haya una persona comprometida para que haya esperanza. Quiero agradecer a Jorge su tesón, su compromiso porque ha alimentado nuestra esperanza de que la verdad, la justicia, la reparación y la reconciliación son posibles.
Agenda del acto
El acto, por razón de la pandemia se celebró telemáticamente desde tres lugares: Colombia, Canadá y Euskal Herria. Comenzó el acto con el Himno de Colombia y la escucha del audio de la última intervención del profesor Jorge Adolfo Freytter Romero en la Asamblea de profesorado y trabajadores de la Universidad del Atlántico. A continuación intervinieron una representante del Colectivo de Abogados “José Alvear Restrepoâ€, el Director de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado D. Camilo Gómez Alzate, Jorge Freytter Franco desde Montreal en Canadá, Jorge Enrique Freytter Florián desde Bilbao en Euskal Herria, el que suscribe Rafael Larreina también desde Bilbao y la Comisionada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Antonia Urrejola. Para finalizar un cantautor salvadoreño interpretó la canción compuesta para recordar al profesor Freytter Romero.
El acto puede verse en este enlace de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado