Ante el proceso catalánReproduzco aquí­ el artí­culo que he publicado en el nuevo número de la revista ALKARTASUNA sobre el «Proceso Catalán»

Ante el proceso catalán

MENOS ENVIDIAS Y MíS DETERMINACIí“N

Suele ser habitual que cuando nos plantean la pregunta sobre qué pensamos acerca del proceso catalán, contestemos que desde Euskal Herria lo vemos con una cierta envidia pues están ejerciendo su derecho a decidir y avanzando hacia la independencia, algo que hasta hace unos pocos años todo el mundo veí­a como más factible que se hiciese primero en nuestro Paí­s.

Sin embargo, si analizamos con detalle como se va desarrollando el proceso y los dos principales obstáculos, uno con el que ya se ha topado y otro con el que se va a encontrar en el futuro próximo, comprobaremos que tenemos menos cosas que envidiar de las que a primera vista pensamos.

Uno de los primeros obstáculos internos que se han tenido que superar en Catalunya, ha sido la formación y cohesión en torno al Gobierno que debí­a llevar a la práctica el proceso. La dificultad, a la hora de formar el Gobierno, ha venido dada en parte por la situación de Convergencia y la “pesada mochila” de sus años previos de gestión; y en parte por el debate inconcluso de las CUP sobre el compromiso o no compromiso con las ví­as institucionales a la hora de impulsar la transformación social y el proceso constituyente catalán.

Desde esta perspectiva en Euskal Herria, en el caso de la Comunidad Autónoma Vasca, han tenido menos impacto los recortes de las polí­ticas neoliberales y las polí­ticas sociales impulsadas en su dí­a por Eusko Alkartasuna, como son las relacionadas con Renta Básica, RGI o apoyos a las familias, han perdurado; y, por otro lado, en los ámbitos polí­ticos de EHBildu más relacionados con las CUP si hay una apuesta clara por las ví­as institucionales como instrumentos de transformación social.

Pero, el obstáculo quizá más importante con que se encuentra el soberanismo en Catalunya radica en la necesidad de conformar las estructuras de estado que hagan posible un funcionamiento normalizado el dí­a después de la declaración de independencia. Instituciones básicas como son la Hacienda Pública, la gestión fiscal o todo el sistema de Seguridad Social sin una experiencia y rodaje previos pueden hacer colapsar el proceso.

Y es aquí­ precisamente donde en Hego Euskal Herria tenemos la ventaja comparativa más importante: contamos ya con una estructura de estado con más de un siglo de rodaje -el Concierto o Convenio Económico- y que en su dí­a a dí­a se muestra tan eficiente como las haciendas y sistemas fiscales de los Estados más avanzados de Europa si nos atenemos a los datos de EUROSTAT. Esta estructura de estado podrí­a asumir con inmediatez la gestión de todo el Sistema de Seguridad Social de forma que desde el minuto uno podrí­amos desarrollar con eficacia y eficiencia las finanzas de un Estado Moderno y gestionar no solo la pervivencia sino el reforzamiento de un Estado de Bienestar digno de ese nombre.

Por estas realidades, la envidia pienso que se aloja más en la realidad de Catalunya cuando mira hacia Euskal Herria que al revés. Donde tenemos que tomar nota en nuestro Paí­s y aprender, más que sumergirnos en la inutilidad de envidiar, es en la capacidad de concienciación y movilización ciudadana de las gentes de Catalunya en favor de su derecho a decidir su propio futuro.

Y aquí­, aunque a primera vista pueda sonar a contradictorio, es donde las fuerzas polí­ticas vascas soberanistas debemos jugar un papel fundamental porque en cierta forma somos responsables de ese adormecimiento de una sociedad acostumbrada a que las cosas vayan mejor -y en épocas de crisis menos mal- que en el resto del Estado. No ponemos en valor, cuando no las minusvaloramos, esas estructuras de estado que forman parte de nuestro paisaje institucional habitual y no propiciamos espacios de encuentro entre las fuerzas polí­ticas soberanistas para impulsar esa concienciación ciudadana de la importancia del derecho a decidir.

En este contexto, Eusko Alkartasuna puede jugar un papel fundamental, tanto porque su trayectoria histórica se ha caracterizado por su compromiso democrático y un talante abierto, como por su capacidad de acordar con otras fuerzas polí­ticas, a veces muy distantes, gobiernos que siempre han supuesto avances importantes tanto en el ejercicio de la soberaní­a propia como en el impulso de polí­ticas sociales avanzadas que han buscado el fortalecimiento de la justicia social.

Es el momento de tender puentes para lograr aquí­ también el nivel de concienciación y movilización ciudadana que existe en Catalunya en favor del ejercicio del derecho a decidir. Desde Eusko Alkartasuna, en mi opinión, tenemos la responsabilidad de contribuir a construir ese puente que permita un espacio de acción común entre PNV y las formaciones que conformamos EHBildu para concienciar a la ciudadaní­a de Euskal Herria de que no solo tenemos “derecho a decidir” sino que tenemos la “obligación de decidir” si queremos seguir manteniendo nuestro nivel de desarrollo, nuestros derechos de ciudadaní­a a una sanidad, educación pública de calidad, nuestra posibilidad de seguir avanzando hacia un sistema de protección social más justo que garantice en el futuro próximo y remoto, por ejemplo, unas pensiones que permitan un nivel de vida digno.

La perspectiva de un Estado español fallido desde el punto de vista económico y social hace más urgente que nunca la necesidad de lograr ese nuevo espacio social y polí­tico de consenso en favor del ejercicio de la soberaní­a.

Es hora de olvidarse de las envidias -hacia dentro y hacia afuera-, de aparcar tanto las prepotencias y suficiencias tan propios de los ámbitos de la derecha, como la tendencia a los “diktat” y a las polí­ticas del todo o nada presentes a veces en los ámbitos de la izquierda. Es la hora de tomar la determinación de impulsar todos juntos la concienciación, el convencimiento de la ciudadaní­a, de que necesitamos ejercer cuanto antes el derecho a decidir si queremos que Euskal Herria siga estando en el ámbito de los estados europeos más avanzados en términos de libertades y derechos ciudadanos, derechos sociales y justicia social.

Por Rafa

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