El miércoles nos preguntaban en la tertulia de Radio Euskadi, nuestra opinión sobre la reunión en Ajuria Enea del Consejo asesor del Lehendakari. Yo respondía que me parecía una operación de imagen para hacerse una buena foto, pues veía un consejo asesor, mayoritariamente formado por grandes empresas y corporaciones financieras, que no representaba a la realidad económica y social de nuestro País. La verdad es que pronunciarse sobre este tipo de iniciativas, en las que están involucradas personas que uno conoce y aprecia, resulta un poco incómodo ya que cuestionar ese consejo asesor puede llevar a pensar a alguien que se está cuestionando la solvencia profesional o humana de sus componentes, algo nada más lejos de la realidad, al menos en mi caso que he tenido la fortuna de aprender y tratar con muchos de ellos.
Han pasado ya dos días y me he ido reafirmando en mi primera impresión: esta iniciativa es fruto de la necesidad de hacer ver que se hace algo, algo vistoso pero en la línea de la improvisación y desorientación del Gobierno Zapatero que anda sin rumbo y a la deriva ante la crisis económica.
La ventaja competitiva de nuestro País -obviamente me refiero a Euskadi o Euskal Herria- nunca ha estado en la economía especulativa, ni en el “juego de la bolsaâ€, ni en la burbuja inmobiliaria, ni en los mercados de futuros, ni en el ámbito puramente financiero. Alguien podrá decir que aquí han surgido grandes bancos como el Bilbao y el Vizcaya, y es verdad; pero hay que señalar que era una banca muy diferente a la del resto del estado, pues estuvo muy unida a la economía real productiva, y tuvo un carácter de banca industrial hasta que el Gobierno Aznar por razones políticas impulsó una especie de proceso de nacionalización española que, además de descabezar la dirección vasca, aguó definitivamente su estrecha vinculación con la industria.
La ventaja competitiva de nuestro País ha estado siempre en la economía real, en una estructura económica basada en una pequeña y mediana empresa versátil, innovadora, competitiva, impulsada por personas pegadas al terreno con espíritu emprendedor y gran visión de futuro, conocedoras de la angustia de tener que pagar la nómina a final de mes, sufridoras de la autocomplacencia rutinaria que les hace olvidarse de su función social a las cajas de ahorro, y que sin embargo, a pesar de todo, siguen sosteniendo el empleo y la generación de riqueza.
Por esta razón mi consejo asesor para un Lehendakari con los pies en la tierra y visión de futuro es que en vez de llamar a notables -élites las llamaba un medio de comunicación- a Ajuria Enea, saliese él de Palacio y fuese a escuchar el latido de la economía real en su salsa, entre las empresas del sector de automoción, los matriceros, los fabricantes de máquina herramienta,…, y a intuir por donde va el futuro juntándose con las empresas que forman GAIA, con las empresas vascas que lideran el mundo del software libre en el estado, o con ese cada vez más numeroso grupo de gente joven con iniciativa, ideas y arrojo que se mueven alrededor de Bazkaria.
Y una vez escuchado el latido, tomado el pulso y atisbado por donde se abre camino el futuro, olvidarse de las fotos, ponerse a trabajar en el Gobierno y poner a trabajar a esos órganos de encuentro de todos los agentes sociales, como son el Consejo de Relaciones Laborales y el Consejo Económico y Social, para que sin vetos ni exclusiones cumplan con su misión de búsqueda de consensos y soluciones para sacar adelante el País.