Hoy he tenido el privilegio de asistir a la presentación del «Pórtico de la Luz» en la Catedral de Santa María de Vitoria-Gasteiz.
He disfrutado durante 20 minutos de un fantástico espectáculo de luz y sonido: historia, arte y tecnología, unidos para conseguir visualizar la evolución histórica de los diferentes estilos pictóricos y cromáticos descubiertos en la Capilla de Paternina.
Y todo fruto de 18 meses de trabajo, miles de catas para descubrir todas las policromías que ha tenido el pórtico de Santa María desde el siglo XVI al siglo XX. Creo que el eclesiástico Paternina, que ordenó construir la capilla donde quería ser enterrado -de hecho fué enterrado en 1547-, no imaginó las diferentes vicisitudes que sufriría a lo largo de los siglos la decoración de sus paredes, ni tampoco que casi quinientos años más tarde podríamos verlas y disfrutarlas sobre sus muros de piedra vista.
Como ha señalado la Diputada de Cultura y Euskera, Lorena López de Lacalle se juntan las nuevas tecnologías con la historia para recuperar nuestro patrimonio, nuestra memoria histórica. Os recomiendo que si os acercais por la vieja Gasteiz, por su catedral de Santa Maria no dejéis de visitar ese maravilloso y audaz proyecto de restauración que bajo el lema de «abierto por obras» nos ofrece la oportunidad de recorrer nuestra historia, nuestra cultura, ver de forma práctica la evolución de la historia del arte.
Como ha señalado hoy el arquitecto Juan Ignacio Lasagabaster, el «Pórtico de la Luz» deviene en «Pórtico de las luces» pues creo que forma parte de una «nueva ilustración» que nos ayuda a conocer nuestra historia, nuestra cultura, nos ayuda a profundizar en el arte, tanto eclesiástico como civil, y a descubrir nuestras raíces profundamente europeas. De esta manera, «descubriendo nuestro pasado, vamos construyendo nuestro futuro».