20071024G0321PER.jpg   Hoy cuando ojeaba los titulares de prensa que habí­a recibido por mail, me ha llamado la atención uno de «El Periódico» de Barcelona: Santa Reconciliación. He «pinchado» el link y he aparecido ante un artí­culo de Arturo San Agustí­n. He comenzado a leerlo y me he quedado enganchado del artí­culo y de los recuerdos. Mientras lo leí­a me acordaba de mi padre recluido también en el campo de concentración francés de Argeles, de donde pasarí­a con otros aviadores de la República al también francés campo de Gurs, volver a cruzar la frontera y, después de recibir una paliza y de que le quitasen su chamarra de aviador, internado en el campo de concentración de la Playa de la Magdalena de Santander, consejo de guerra, áfrica,…..y vuelta a empezar la vida en Gasteiz diez años después. Y toda esta historia conocida por mi ya mayor está unida a la obsesión de mi padre y de mi madre, y de muchos como mi padre y mi madre, porque esa historia, en la que injusticia y odio se mezclaban, no generase ni odio ni rencor en sus hijos y nietos.

Fueron capaces de perdonar, aunque nadie les pidió perdón y nos enseñaron a respetar a los demás, a amar la libertad que consistí­a en defender la libertad de los demás, a no hacer acepción de personas y a comprender a los demás, que es algo más que tolerar.

Y como señala Agustí­n en su artí­culo ese compromiso con un futuro en paz se produjo en familias que sufrieron la injusticia en un lado y en otro de aquella guerra fratricida. Por eso yo también me sumo a la reivindicación de esa memoria histórica que no busca revanchas, que no quiere herir ni reabrir heridas, que simplemente quiere recordar tantos comportamientos heroicos, porque heroico es perdonar aunque no te pidan perdón, que nos sirvan de ejemplo y de hoja de ruta para construir un mundo mejor, mas humano en el que el odio no tenga cabida.

Si bien es cierto que el perdón está unido a las raí­ces cristianas de nuestra cultura, no es menos cierto que exige un acto de voluntad actual para vencer ese sentimiento -también tan humano- de odio y de sed de venganza ante el sufrimiento de la injusticia. Por eso el comportamiento heroico de tantas familias debe ser recordado.

Recuperar esa memoria histórica es reparar la injusticia y poner en valor ejemplos de vida que nos ayudaran a ser agentes activos en la construcción de un mundo mejor.

Por Rafa

Un comentario en «Memoria Histórica de quienes perdonaron aunque no les pidieron perdón»
  1. Es bueno el artí­culo. ¿No crees que cuando por aquí­ hablamos de las ví­ctimas del terrorismo también tendrí­amso que hablar más de reconciliación?

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