Artí­culo publicado en El Correo el pasado 19 de abril comentando el Acto de Homenaje a las ví­ctimas del terrorismo que ha organizado el Gobierno Vasco para este domingo en el Palacio Euskalduna.

Durante muchos años, demasiados, las ví­ctimas de ETA y sus familias estuvieron muy lejos de las portadas de los periódicos, sus voces no se escuchaban en las radios, ni sus rostros aparecí­an en televisión. Quienes en aquel tiempo perdieron a algún ser querido en tan dramáticas circunstancias tuvieron motivos sobrados para sentirse poco menos que invisibles, para sentir que su tragedia personal apenas si importaba a las instituciones y a la opinión pública en general, para sentir que el apoyo y el calor humano siempre necesario en tales momentos no iba más allá de su cí­rculo más cercano de familiares y amigos.

Hoy, por suerte, las cosas no son así­ y las ví­ctimas del terrorismo tienen un lugar y están presentes en la vida polí­tica de nuestro paí­s. Sus circunstancias importan y el apoyo institucional y social tiene reflejo directo en las polí­ticas que el Gobierno vasco impulsa a través de la Dirección de Derechos Humanos y de la Dirección de Atención a las Ví­ctimas.

Pero, como decí­a, en el pasado no fue así­. Remontarnos a la década de los 70, a los terribles 80 y a los primeros 90 es tanto como hacer un recorrido por un camino de injusticia y olvido. Es una senda por la que la sociedad vasca ni quiere ni va a volver a transitar. Quienes entonces sufrieron en sus carnes el azote de la violencia son los primeros que merecen que así­ sea. Igual que merecen una reparación por el olvido de años, por la injusticia sufrida, por el dolor acumulado, por las lágrimas derramadas. Es lo que pretende el Gobierno Vasco con el acto del domingo. Reparación y homenaje. Reparación de la injusticia y homenaje tardí­o a las ví­ctimas y a sus familiares, a quienes durante tanto tiempo han permanecido en el olvido, invisibles para muchos.

El acto tiene que ser un homenaje a quienes nunca han sido homenajeados, a quienes han sufrido en silencio, a quienes han quedado relegados por el olvido a un segundo, tercer e incluso cuarto plano. Porque no hay categorí­as ni ví­ctimas de primera y de segunda. En Eusko Alkartasuna, al menos, lo tenemos claro: ví­ctimas del terrorismo son todas las afectadas por atentados terroristas, sean sus autores los que sean. Por desgracia, en nuestro paí­s sabemos demasiado de violencia terrorista; sabemos de ETA, de los GAL, del Batallón Vasco-Español y todas sus ví­ctimas son ví­ctimas del terrorismo. Sin excepción. La injusticia es la misma en todos los casos. No es aceptable ni justo ni democrático el intento de establecer categorí­as en función del nombre del autor del crimen. Como tampoco es aceptable ni justo ni democrático callar y avalar con el silencio una violencia y denunciar y rasgarse las vestiduras ante otras acciones violentas. También esto lo hemos tenido claro siempre en Eusko Alkartasuna: la violencia es siempre rechazable, venga de donde venga, y los derechos humanos son para todos.

Bien es cierto que el homenaje del domingo se ciñe a las ví­ctimas de ETA y que esta circunstancia puede hacer que haya quienes critiquen este hecho y vean en él una especie de desprecio a las demás ví­ctimas. Nada más lejos de la realidad. El del domingo es un paso adelante hacia la normalización de Euskal Herria, un paso al que, sin duda alguna, deberán seguirle otros, entre ellos el homenaje y reconocimiento a todas esas demás ví­ctimas de la violencia terrorista. Aunque seguro que algún dí­a será posible, e incluso deseable, que en nuestro paí­s podamos organizar actos de desagravio conjuntos a todas las ví­ctimas del terrorismo. Hoy es momento de respetar el deseo expreso de las personas homenajeadas y de evitar situaciones incómodas que a buen seguro hubieran impedido la misma celebración del acto.

El homenaje y el reconocimiento debe ser extensible asimismo a todas aquellas personas, muchas de ellas abertzales, que siempre han estado junto a las ví­ctimas. Porque no es cierto que toda la sociedad vasca en su conjunto les diera la espalda en el pasado. Al contrario, siempre ha habido muchos vascos y vascas que las han acompañado en los peores momentos, los que les dieron su apoyo cuando otros, incluso algunos que hoy pretenden erigirse en sus paladines y primeros defensores, fueron incapaces del mismo grado de solidaridad y empatí­a.

El acto del domingo es un primer paso hacia la reconciliación y la normalización, algo que será imposible sin el reconocimiento previo de las injusticias cometidas en el pasado. Y sin que caigamos en un error que, me temo, es demasiado habitual, el de pensar que denunciar la injusticia nos conduce necesariamente a legitimar y justificar la trayectoria vital de la ví­ctima. No mezclemos ambas cuestiones. Reconocer que Melitón Manzanas o ‘Argala’, por poner dos casos extremos, fueron ví­ctimas de sendas injusticias en ningún caso supone legitimar sus acciones en vida. Y es importante no caer en este error porque es el que lleva, primero, a no reconocer la existencia de una injusticia y, segundo, a acabar legitimando la propia injusticia.

RAFAEL LARREINA/PARLAMENTARIO DE EUSKO ALKARTASUNA

Por Rafa

3 comentarios en «Un primer paso»
  1. Primero me parece todo ese homenaje muy artificial.
    En segundo lugar me parece muy injusto que se nos haga culpables de algo en lo que nunca hemos participado pues ETA no ha matado en mi nombre.
    Y en tercer lugar me parece injusto que no se homenajee a todas las victimas del terrorismo, parece que hay un terrorismo malo, el de ETA y otro bueno el de Estado.

  2. ¿Para cuando un homenaje a los machacados por el franquismo?
    ¿Pedirán perdón los franquistas y los hereredos del franquismo?

  3. Blas me escribe lo siguiente:

    Rafa,
    Suena a esquizo la perorata que acabo de leer en relación a las ví­ctimas y tu tendencia habitual a fotografiarte con ETA-Batasuna.
    En la vida hay que mojarse, máxime si uno se dedica a la polí­tica. Si de verdad te preocupa tanto el terrorismo etarra, demuéstralo con tus actos de una santa vez

    Mira Blas, no se trata de una perorata esquizo ni tengo tendencia a fotografiarme con lo que tu llamas ETA-Batasuna.
    Los conceptos que has leí­do en este artí­culo sobre las ví­ctimas los llevo repitiendo desde hace ya más diez años, cuando nadie hablaba de las ví­ctimas del terrorismo. Y ya hablaba entonces, porque tengo relación personal con ví­ctimas del terrorismo desde hace treinta años. Y desde esa experiencia directa hace treinta años, con posterioridad, desgraciadamente, he conocido a más ví­ctimas y he tenido mas experiencias en ámbitos cercanos de lo que es el terrorismo.
    Y en cuanto a reunirme con gentes del mundo de Batasuna, me he reunido y me volveré a reunir todas las veces que considere necesario para buscar soluciones democráticas a los problemas de nuestro Paí­s.

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