Aunque creo que podemos y debemos aprender de todos los procesos con ciertas similitudes con nuestro caso vasco, creo que el modelo “Quebeqois†puede aportarnos una vía de solución. Desde esta perspectiva, en mi opinión, la barrera fáctica que hoy en día se constituye en fundamental, es la existencia de la violencia que ejercen ETA y todas aquellas personas que defienden la estrategia de la violencia para lograr objetivos políticos. Sin la disculpa de la violencia ni los partidos políticos de ámbito estatal, ni el gobierno español -después el gobierno francés- podrían impedir la manifestación pacífica y democrática de la voluntad de la ciudadanía vasca. De esta forma la violencia convierte, paradógicamente, en barreras menores a los intereses hegemónicos de los estados homegeinizadores de identidades nacionales.