Yo, al igual que los movimientos sociales llamados «anti-globalización», no estoy en contra de la globalización, sino que estoy en contra de esta globalización que nos quieren imponer y que quiere imponer un modelo económico, cultural y social, muy particular de determinado mundo capitalista, a todo el mundo. Yo defiendo una globalización que esté al servicio de la persona humana, de su dignidad, en vez de estar al servicio de las maginitudes económicas que interesan a los mal llamados países desarrollados. Estoy pensando y trabajando por una globalización que piense en universal pero teniendo en cuenta lo particular, lo local, todo ese tipo de cuestiones que conforman la cultura de los Pueblos. Si se renuncia a la propia cultura, a la propia idiosincrasia de cada pueblo, se acaba destruyendo la humanidad pues se construye un mundo sin alma, artifical, inhumano. En definitiva defiendo una globalización basada en la solidaridad, en un sentido profundo de la justicia social con visión universal, «globalizada». Y creo que esto es posible, que se puede hacer a diario, cada uno en nuestro ámbito de actuación; y estoy seguro de que la suma de todas estas pequeños esfuerzos conseguiran construir Euskadi, Europa, el Mundo de forma diferente. Con tu trabajo, el mío y el de los que estan a nuestro lado, conseguiremos que sea posible.