Creo que es bueno y deseable que exista una opción política abertzale y progresista. Desde este punto de vista, también es importante sumar los sectores políticos que, situados en esas coordenadas, existen en nuestro País. Pero también creo que es bueno recordar que la pluralidad también debe existir en el ámbito de la izquierda; ésta pluralidad, que tradicionalmente se ha visto concretada en una opción política socialdemócrata y otra de corte radical –lo que antes se denominaba comunista-, también debe tener su reflejo en Euskal Herria.
Por esta razón creo que se deben establecer cauces de diálogo entre las fuerzas políticas abertzales y progresistas. De hecho es lo que Eusko Alkartasuna ha impulsado desde hace tiempo y viene desarrollando en la actualidad. Pero al mismo tiempo creo que hay que ser claros: ¿Batzarre es un partido realmente abertzale o priman conceptos de izquierda revolucionaria para los que el abertzalismo sería simplemente un instrumento de penetración en una realidad social?; Aralar, ¿tiene vocación de permanencia política en claves ideológicas claras y radicalmente democráticas de rechazo absoluto a la utilización de la violencia como instrumento de actuación política?. Clarificados estos aspectos, soy partidario de impulsar un gran partido de progreso para nuestro País que, de hecho, es la vocación de Eusko Alkartasuna desde su inicio hace ya dieciséis años.