Larreina en DeiaReproduzco el artí­culo publicado esta semana en «Astekari digitala»

El vicepresidente segundo del Parlamento Vasco y secretario de Polí­tica Institucional de Eusko Alkartasuna efectúa un análisis sobre la reforma antiterrorista, tras asistir al Foro Internacional.

15/03/2008

«Uno de los efectos más perversos del terrorismo, de la estrategia de la violencia, es la asunción por parte de responsables polí­ticos, institucionales, y por la propia sociedad, de la praxis de quienes ejercen la violencia, de los terroristas.

Esta nueva versión del sí­ndrome de Estocolmo, caracterizada por la negación de una base ética estable sobre la que construir cualquier marco de convivencia humana, que supone la asunción del principio de que el fin justifica los medios, toma carta de naturaleza y lleva consigo la negación de la libertad, el recorte de libertades. Este recorte de libertades, se constituye en medio para conseguir sus objetivos tanto por parte de quienes ejercen la violencia y el terrorismo, como por parte de quienes dicen estar al servicio de la defensa de la democracia.

Esta nueva versión del tradicional debate sobre la falsa dicotomí­a «seguridad versus libertad» tiene en la actualidad una especial vigencia. El debate suscitado en su dí­a en el Reino Unido sobre la necesidad de permitir la tortura para evitar actos de terrorismo, y el actual respaldo activo del Presidente de Estados Unidos a la legalización de la tortura son un claro exponente del sombrí­o panorama internacional que se cierne sobre la defensa de los derechos humanos y la salvaguarda de las libertades.

En el estado español el panorama no es mucho más alentador. Alrededor de la problemática que suscita el llamado conflicto vasco se ha ido imponiendo una praxis permanente y progresiva de recorte de libertades. La legislación antiterrorista, apoyada en la necesidad de luchar contra el terrorismo, se ha identificado con el recorte de libertades y derechos fundamentales como son la libertad de expresión, de manifestación, asociación polí­tica o libertad de prensa. La presunción de inocencia o la condena y lucha activa contra la tortura brillan por su ausencia.

Recientemente juristas internacionales se escandalizaban de la evolución de la práctica penal en el estado español, subrayando que no tení­a nada que ver la interpretación procesal penal de conceptos como colaboración con banda armada o apologí­a del terrorismo, que se daba en los años 1970, con la que se mantení­a en la década de los noventa, o con la actualmente vigente en 2008. Conductas que en 1980 no eran constitutivas de delito por entrar en el ámbito de la libertad de expresión hoy en dí­a pueden ser objeto de condenas por delito de colaboración con banda armada.

Bajo la bandera de la defensa de la democracia se asumen los medios de quienes están en la estrategia de la violencia, del terrorismo, y se compite con ellos en el recorte de libertades y en la debilitación de la democracia.

Por esta razón es urgente poner fin a esta versión del sí­ndrome de Estocolmo, abandonar la restricción de derechos y libertades y reforzar ética y democráticamente el estado de derecho en su lucha contra la estrategia de la violencia. La democracia nunca se defiende, nunca se fortalece con el recorte de libertades, con la asunción de los métodos de quienes se mueven en la estrategia de la violencia, de quienes vulneran los derechos humanos y niegan las libertades».

Por Rafa

Un comentario en «â€œEl nuevo sí­ndrome de Estocolmo”»
  1. Todo el dí­a pedaleando con las mismas cosas. Seguid haciéndolo y la sociedad os seguirá dando la espalda. El tema aburre.

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